Extras Pecados Placenteros (Eliminados)

LUJURIA CAP 36

—Buenas noches —saluda fijando la vista en mis escoltas— ¿En qué puedo ayudarlo?

No contesto paso derecho directo a las escaleras, salta detras del mostrador y se me atraviesa para que no pase. Tyler advierte el acercamiento y se interpone para que no me toque.

—No puede entrar asi —me dice el portero—  Tengo que anunciarlo primero.

—Hazlo, voy subiendo mientras tanto —me abro paso y se me vuelve atravesar.

—Es mi trabajo, señor —lleva la mano a su arma.

—Las cámaras  —me dice Make entre dientes— Puede tomar acciones legales si se salta el protocolo.

Tengo un cinco por ciento de paciencia y esto está acabando con lo poco que hay.

—Por favor —insiste el portero— No tardaré más de dos un minuto.

—Tienes uno —le advierto y corre al mostrador.

Me le planto enfrente para que mister cobarde no salga con jugarretas. Levanta la bocina tamborilea los dedos impacientes.

Habla en voz baja y no pone buena cara cuando termina, cuelga y me mira con una sonrisa fingida.

—La señorita Rachel no puede recibirio —me dice— Esta indispuesta....

—¿En serio? —finjo sorpresa— Llámala otra vez y dile que tengo el remedio para sus males.

—No puede pasar...

Vuelvo a la escalera

—¡No me obligue a tomar medidas! —me sigue— ¡Fue clara con lo que dijo!

—¿Y qué dijo? —me le burlo.

—¡Que se fuera a la mierda! —se calla cuando me detengo.

Make se mueve incomodo y Tyler intenta ocultar la risa. Esa terca mentirosa no se cansa de ponerme en ridiculo y estoy harto de su actitud infantil.

—No quiere verlo, prohibió que lo dejara entrar —explica el portero.

—Entonces dile a Stefan que baje —exijo.

—No esta.

La paciencia llega a dos.

—Voy a encender la camioneta —se devuelve Make.

—¡No vas a encender nada! —lo amenazo y me vuelvo hacia el portero— Intente, por las buenas, pero si no se pudo....

—No me obligue a...

Me devuelvo a la escalera, Make se interpone y Tyler intenta tomarme por atrás.

—¡No me toques! —le advierto y subo los primeros cuatro escalones. Las luces se tornan rojas y la alarma zumba en mis oídos.

—¡Es cuestión de minutos para que llegue la policia! —grita el portero— ¡Así que vayase antes de que pase mayores!