I Still Want You¡! ↬ NamJin Adaptación

• Six

Tenía ganas de llorar, vomitar, desmayarse y de tirarse de un puente.

NamJoon estaba en casa, y lo más probable es que ya conoció a Kuyng ¿qué rayos iba a decirle al verlo?

La marca jodidamente le ardía en ese momento, terminó sacándose un abrigo grueso que llevaba debido al frío porque la tela de este le rozaba la mordida e intensificaba en ardor, terminó solo vistiendo un abrigo ligero. Pero poco le importo caminar hasta su casa con el frío calando sus huesos, necesitaba llegar lo más rápido posible.

Llegó a la puerta de su casa y lo primero que sintió fue el aroma del alfa, respiró hondo llenándose los pulmones, sus piernas temblaron y una corriente atravesó desde su nuca hasta el final de su columna.

Que rico era el aroma de Nam, le recordaba los días donde vestía su ropa grande con el fin de olerlo todo el día hasta que él regresara de trabajar.

Oh, SeokJin quería echarse a llorar en ese momento. Su omega tiraba de él para que entrara de una buena vez. Y así lo hizo.

TaeHyung lo recibió con una mirada nerviosa, cerro la puerta tras él y tomo su maleta susurrando que se encontraban en la sala.

Este dirigió su mirada al sofá grande en el centro de la sala.

Trago saliva al ver a NamJoon con su hijo en el regazo. El cuerpo de Jin tembló, cerro los ojos un momento dándose la vuelta para dirigirse a Tae.

—Puedes ir a casa, Tete. Yo me encargare el resto de la tarde. Te veo mañana a las siete—

—Si, si. Hasta mañana Jinnie—

Al parecer el omega de sonrisa cuadrada ya tenía planeado irse, porque solo tomo un pequeño bolso del suelo y se retiro de la casa sin más.

El castaño paso una mano por su cabello bajándola por su rostro, se mareo un poco ya que el aroma del alfa se encontraba impregnado en el aire. Camino con pasos cortos hasta el sofá observando el rostro relajado del mayor, sus ojos cerrados, sus labios sellados y mandíbula estaba apretada. Tal vez no estaba tan relajado.

Jin se quedo muy quieto cuando el contrario abrió sus ojos mirando directamente a los suyos. Enojo, molestia, rencor, odio, nada de eso vio, solo una mirada simple, sin vida, sin sentido. Una punzada de dolor dio en su corazón, desvió la mirada acercándose nuevamente para tomar a su cachorro dormido en brazos.