xiii. captura de la titán hembra

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Al llegar al frente vieron que todos sus compañeros de tropa ya estaban formados, el rubio y la pelirroja se acoplaron.

—Ackerman, Arlert, Kirschtein, acompáñenme—dijo el comandante Smith.

Leyna cruzó miradas con Armin antes de ver como se iban.

—¿Alguien entiende que es lo que está pasando?—susurró Connie, la pelirroja encogió los hombros.

Poco después, tres uniformados se hicieron presentes bajando de sus caballos.

—Soldados—saludó el primer hombre—. Soy el subteniente Mike Zacharius, componemos el escuadrón de la teniente Giselle.

Los reclutas miraron cuidadosamente, podían reconocer un par de rostros.

—Por ordenes de ella, tengo que escoltarlos hacia el sur de la muralla Sina—explicó Mike—. Lleven ropa de civil, los esperaré para partir en unas horas, preparen lo necesario.

 Lleven ropa de civil, los esperaré para partir en unas horas, preparen lo necesario

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Dentro de la base, Giselle y Levi esperaban la llegada de Erwin.

La azabache miraba la taza, removía la cucharilla sobre la misma, pero no le daba un solo sorbo, a diferencia del capitán, quien iba por una segunda taza, Giselle no tocaba el té.

Levi conocía perfectamente esa mirada disimulada en el rostro de su hermana, la mujer llevaba días sin comer apropiadamente, ni siquiera tomar agua, todo esto a forma de castigo, un castigo que ella misma se había impuesto tras la muerte de Petra.

—Giselle—llamó el capitán, haciendo que la azabache reaccione, Giselle no espero ninguna palabra más por parte de su hermano—. Toma el té.

—Estoy tomándolo.

—Anda, no quiero tener que decírselo a la cuatro ojos—dijo, ante aquello, Giselle suspiró agotada.

—Odio que me chantajees de esa forma...—murmuró la mujer tomando un sorbo de su taza—. Y el té es horrible.

—Tienes el paladar de una niña de cuatro años, además, no me dejas opción—soltó el hombre—. Ya olvídalo, era inevitable.

—Es lo que siempre dicen.

La charla de los hermanos se vio interrumpida por la entrada de Eren al lugar, el muchacho tomó asiento junto a los hermanos.

—¿Todavía nada?—preguntó Giselle, recibiendo una respuesta negativa por parte de Jaeger—. Es extraño, Erwin no es así...

—¿Por qué están tardando tanto? A este paso la policia militar llegará antes—dijo Levi tomando de su té—. Debe tener estreñimiento.

Eren rio inevitablemente, mientras Giselle negó con una leve sonrisa—Si tan solo Erwin te escuchara hablar así.

—¿Haría algo al respecto?

—A veces te crees mucho, hermanito.

—No vuelvas a llamarme así—dijo Levi—. Soy mayor que tú ¿Lo olvidas?

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