Llevé las manos hacia su cabello, jugando con éste, tratando de buscar sentirlo más y más placentero.

Donde sea que haya aprendido a hacer lo que sea que esté haciendo allí abajo conmigo, me tiene extasiada.

Tanto que a causa de la sensibilidad que me dejó el primer orgasmo, no tardo mucho en obtener un segundo y no obstante a eso, no dejó de mover su lengua, saboreando cada pequeña gotita de fluidos que mi cuerpo abandonó. Me demostraba cuanto le gustaba provarme, murmurando un "Eres deliciosa..".

No pude más y explote una tercera vez.

Mi corazón estaba tan enloquecido que quizás en algún momento sentí que explotaría en mi pecho. Niall terminó su labor dejándome completamente limpia, se levantó y buscando nuevamente mis bragas y en silencio volvió a ponermelas reacomodando en su lugar mi camiseta.
Guardó mi pequeño juguetito en su lugar y estiró el edredón hasta cubrirme y acercarse para besar mis labios.
Dejó un mechón de mi cabello tras mi oreja y besó mi frente.

—Que tengas dulces sueños, angelito mío. —y con eso último, el señor Horan abandonó mi habitación aquella noche.

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—... Claro... —vuelvo a reaccionar —Mejor vámonos, ya me aburrí de este parque. —río tomando mi malteada y ella la suya. Pasaban de las ocho de la noche y Lena se quedaría a dormir esta noche. Pedimos un Uber hasta que en menos de media hora, ya estábamos frente a mi gran casa.

Primero, cuando entramos, escuchamos risas en el comedor.

Me pareció extraño pues no crei que alguien estuviese aquí tan "temprano" en vocabulario nocturno.

Juntas caminamos hacia el epicentro de las voces animadas hasta que el chirrido de las sillas resuena indicando que se han levantado de la mesa. Cuando llegamos a la entrada del comedor, me petrifico al ver su imponente figura mientras le dá la mano a mi padre y un abrazo en forma de despedida al igual que lo hace con Niall, Nancy y mamá

—Oh carajo, creo que alguien ya se le juntó el lavado con el planchado... —Lena me susurra seguido de una risita burlona y me dan ganas de golpearla. Las miradas se posan sobre nosotras y en especial la de él. Es desafiante y arrogantemente sensual.

—Profesor Cavill... —murmuro intentando sonar normal.

—Oh, ¿Qué tal Grace? —me saluda de lo más formal posible, como si ayer no hubiese dejado una erección en su pantalón en pleno salón de clases.

—Cariño, Henry nos estaba contando sobre el buen rendimiento que tienes en sus clases. —Habla mi padre está vez llendo hacia mi y tomando mis hombros. —¿No es así Henry?

—Por supuesto, es mi alumna estrella... —el hombre de oscuros ojos azules me sonrió con plenitud, guiñandome un ojo tan descaradamente sin que nadie de al rededor pudiera haber dado cuenta. Mi padre me sonreía con vivo orgullo, según había escuchado también, el señor Cavill le mostró mis calificaciones adelantadas a mi progenitor.

Desde pequeña tuve una educación rigurosa, a insistencia de mis padres.
Era la niña que estaba en todos los clubes, danza, canto, gimnasia, matemáticas, etc. Jamás he reprobado una materia, la calificación más baja que he tenido ha sido un simple ocho y cuando papá lo supo, me castigó.

𝐃𝐀𝐃𝐃𝐘 #𝟏 |njh| © Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora