―¿Minghao? ―preguntó con tono dulce―, ¿qué ha pasado, precioso?

Lo tomó en brazos y el bebé comenzó a sollozar suavemente, calmándose de a poco gracias a las feromonas maternas que Hoseok estaba soltando.

Minghao le miró con ojos llenos de lágrimas.

Pesadila.

Hoseok sintió que algo se rompía cuando un viejo recuerdo volvió a su mente, un recuerdo que ahogó para hacer sus días más manejables, más fáciles de llevar.

De pronto, el cabello castaño de Minghao se volvió negro, sus mejillas parecían más rellenitas, y le sonreía con sus ojitos cerrados, mostrando todos sus dientes. De pronto, no estaba sosteniendo a Minghao, sino a Jimin.

A su Jimin.

Sus manos temblaron, pero se obligó a mantener el control.

―¿Con qué soñaste? ―preguntó, tratando de sonreír.

―Con el come-pelo ―sollozó Minghao.

Hoseok sacudió su cabeza, caminando de vuelta al cuarto, mientras le acariciaba el cabello y prometiéndole que no había ningún come-pelo en el pasillo. Segundos después, Jackson soltó un nuevo quejido cuando el omega acostó al bebé a su lado.

Minghao no dudó en apegarse a su papá y, por supuesto, Jackson respondió al abrazo en señal protectora.

Sintió como otro recuerdo parecía golpearlo con fuerza: él acostado en una cama, suspirando mientras pequeños besos mariposas eran repartidos por todo su cuello, y Jimin a su lado estaba durmiendo.

Casi podía sentir los labios de él sobre su marca, besando, lamiendo, chupando.

Se obligó una vez más a mantener el control, a pesar de que su marca ardió. Hizo una mueca por el dolor.

A pesar de los ya casi catorce años que llevaba sin él a su lado, Hoseok seguía sintiendo ese leve dolor que indicaba la necesidad de su omega.

Pero Hoseok aprendió, a lo largo de los años, que tenía razón: su omega estaba encaprichado y no necesitaba de un alfa a su lado.

―¿No volverás a dormir, Hobi? ―preguntó Jackson en tono ronco al verlo pasear por el cuarto.

―No ―respondió, distraído―, escribiré una carta.

Hubo un pequeño silencio mientras sacaba lo necesario, y se sobresaltó cuando de pronto el cálido aliento de Jackson golpeó su cuello.

Jackson comenzó a reírse.

―¡No es gracioso! ―se quejó Hoseok con enojo.

Pero el alfa sólo volvió a reírse, caminando otra vez a la cama para seguir durmiendo.

―Sabes que esa carta tardará en llegar por la situación del país, ¿no? ―preguntó Jackson, acostándose.

Hoseok se encogió de hombros.

―No importa ―lo miró de reojo con una sonrisa burlona―, no me dirán nada porque yo soy un buen ciudadano, no cómo tú.

Touché, Smile Hoya ―masculló Jackson, cerrando sus ojos para dormir.

Hoseok suspiró, mirando la hoja, y comenzó a escribir.

Querido Jimin...

A veces se preguntaba a sí mismo por qué seguía escribiendo si nunca recibía respuesta. Por qué seguía volcando sus sentimientos en esas cartas si lo único que tenía a cambio era silencio.

Yuanfen [YoonSeok]Kde žijí příběhy. Začni objevovat