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Caminaban tranquilamente por las calles del centro buscando un café para merendar. Olimpya iba en con Louis, quien la sostenía con un brazo mientras que con el otro envolvía la cintura de su omega.

-Mumma.- Se quejó Olimpya desde los brazos de Louis y Harry la miro.

-¿Qué pasa mi amor?- Pregunto con una sonrisa y la bebe estiro los bracitos hacia el.- ¿Queres venir con mumma?- Hablo sonriente.

-Shi mumma.- Lloriqueo nuevamente y el alfa rodo los ojos.

Harry con una sonrisa brillante la tomo en brazos, acomodándola sobre su cadera, y murió de ternura cuando la cachorra se marcó con su olor, pasando su naricita y frente por el cuello del omega.
Olimpya volvió a quejarse e intento levantar la remera del omega pero este la freno enseguida.

-Ahora no Oli, espera.- Le dijo a su hija y ella hizo un puchero.- No mi amor no llores.- La acuno rápidamente y le coloco el chupete que colgaba del cuello de su busito.

-Mumma.- Volvió a lloriquear, esta vez, haciendo con sus manitos la seña que sus papás le habían enseñado hacer cuando quería pedir leche.

-Después.- Le contesto Harry firmando al igual que la bebe.

En una de sus tantas de investigaciones acerca de la paternidad, cachorros y su aprendizaje, habían encontrado un artículo que hablaba de que en algunos cachorros, era buena la implementación de la lengua de señas, ya que a veces el habla costaba más. Se informaron acerca de las señas básicas y necesarias para un bebe y se las enseñaron a la cachorra quien las aprendió rápidamente.

Olimpya no volvió a quejarse y opto por esconderse en el cuello de Harry quien enseguida le beso la cabecita y acaricio la pequeña espalda.

-¿Harry?- Ambos escucharon aquella voz conocida, la cual hace años no escuchaban.

El omega se tensó y el alfa rápidamente se puso en alerta dejando a Harry detrás de su cuerpo, protegiendo a su omega y a su cachorra.

-Wow no pensé que seguirían juntos.- Escupió la omega que el rizado alguna vez llamo mamá.

-Vamos Lou.- Pidió Harry bajito, apretando a Olimpya mas cerca.

-¿Y además tuvieron un cachorro?- Rio la mujer.

-¿Qué es tan gracioso?- Pregunto el alfa soltando un gruñido.

-Vos al parecer. Muy buen alfa no debes ser ya que te quedaste con... el.- Dijo mirando a su hijo sobre el hombro de Louis.

-Lávate la boca antes de hablar de mi alfa.- Hablo Harry enojado.- Louis es más persona de lo que vos vas a ser alguna vez. Es bueno, me ama y lo amo. No vuelvas a hablar de el.- Soltó sintiendo cada vez más enojo.

-Seguís igual de desubicado.- Bufo su madre.- El mismo omega asqueroso, que ni criar un cachorro sabe.- Esta vez fue Louis quien enfureció.

-Mira, no me interesa realmente seguir hablando con usted, pero para aclarar algo. La única persona que no supo cuidar un cachorro fue usted, la única que no tuvo los ovarios suficientes para hacerse cargo fue usted. Así que no hable de Harry si no sabe la clase de omega que es. Me alegro que la haya usado como ejemplo para saber cómo nunca va a querer ser. Es detestable y no le deseo lo peor, pero me imagino que con Harry fuera de su vida ya lo está pasando.- Soltó dejando a la mujer sin palabras.

Olimpya en brazos del omega había empezado a llorar sintiendo el aroma de sus papás cambiar a uno que desprendía miedo, enojo y tristeza. Harry la acuno y susurro bajito palabras para tranquilizarla, aunque ni él podía hacerlo. Sin decir nada más el alfa abrazo a su omega por la cintura y los condujo lejos de aquella persona que había lastimado al amor de su vida y al parecer seguía haciéndolo.

El omega lo había superado, o eso decía. Pero su alfa sabia como la pena seguía en el alma de Harry, llenándolo de pesadillas o pensamientos negativos. La veía reflejada a ella cuando las inseguridades del omega aparecían. Inseguridades que ningún adolecente debería tener, que ningún omega de la calidad de Harry debería pensar.
Porque si, Louis lo veía con ojos de amor, pues era su omega. Pero Harry era el omega más hermoso jamás visto. Bueno, amable y cariñoso. Harry era todo y Louis no iba a dejar que lastimen a su todo, el haría lo que fuese por mantenerlo a salvo.
Si de él se tratase, su omega ya estaría metido en una cajita de cristal junto con su cachorra, a prueba de todo.
Porque Louis amaba a Harry y sabía que era mutuo, reciproco y sano.

Porque eran alfa y omega y lo serian para toda la vida. Y porque no se arrepentían.

Color de rosas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora