Capítulo 3

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El albino había terminado el trabajo que tenía para hoy, así que se levantó del asiento y salió de la oficina que tenían en casa, y fue a la cocina para preparar algo de comida, miro en el congelador y había carne, la saco y la metió en un traste con agua, para que se descongele más rápido, decidió que la aria frita.

Cuando carne se descongelo, Komaeda encendió la estufa, sacó un sartén y lo puso en dónde estaban las llamas, luego le hecho algo de aceite, para poco después poner la carne, al ponerla al aceite le cayó un poco en el brazo, así que solo soltó un pequeño quejido.

Antes la cocina hubiera quedado hecha un desastre, pero su mamá le enseñó a cocinar y le dijo que estuviera al pendiente de lo que fuera a cocinar (ya que se distraía en ocasiones).

La carne ya estaba bien hecha así que apagó la estufa, y puso su comida en un plato, agarro unos cubiertos y fue a la mesa para sentarse y empezar a comer.

Cuando terminó de comer lavó los trastes que había ocupado y luego fue al baño para lavarse los dientes, después se quedó en la sala viendo algo de televisión.

Cómo se empezaba a aburrir decidió que iría de nuevo al parque, a ver qué cosas le pasaban de nuevo, así que solo salió de la casa camino al parque. Al llegar vio que había varias palomas y vio a una persona que vendía arroz y maíz, para alimentar a las palomas, así que fue con aquella persona y le compro una bolsa de arroz, fue a sentarse en una banca que estaba cerca de las palomas y empezó a aventar el arroz, mientras sonreía, las aves empezaron a acercarse y a comer lo que el albino les aventaba.

Komaeda seguía aventando el arroz, pero luego todas las palomas se le fueron encima y unas le empezaron a picar el rostro y otras picaban la bolsa en la que tenía el arroz.

— shuu —se escuchó a alguien el cual, que hizo que las palomas se alejaran de Komaeda —al parecer le encantas a las palomas —dijo aquel joven.

— ¡Oh! Eres el chico al que le caí encima ayer —dijo el ojigris mirándolo.

— ah, s-si —se sonrojó un poco, ya que recordó la pose en la que estaban cuando el albino le cayó encima.

— ¿Vienes seguido al parque? —preguntó.

— de vez en cuando —contestó —¿Y tú?

— empecé a venir por qué me aburro de quedarme solo en casa —contestó con su típica sonrisa.

— ya veo —se sentó a un lado de Nagito, ya que se estaba cansado de estar parado y sacó su teléfono y ver sus redes sociales.

— ¿Cuál es tu nombre? —preguntó.

— me llamo, Hajime Hinata —contestó volteando a ver al de cabellos blancos —¿Y tú?

— Nagito Komaeda —dijo sonriente —mucho gusto, Hinata-kun —le extendió la mano y el de ojos verdes la sostuvo.

— igualmente, Komaeda.

Esa tarde estuvo Nagito estuvo conversando con Hajime, al albino le cayó muy bien el castaño, a este también le agradaba Komaeda solo que se le hacía algo raro, al atardecer un poco ambos se despidieron y se fueron cada quien a sus casas

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Esa tarde estuvo Nagito estuvo conversando con Hajime, al albino le cayó muy bien el castaño, a este también le agradaba Komaeda solo que se le hacía algo raro, al atardecer un poco ambos se despidieron y se fueron cada quien a sus casas.

Komaeda estaba sonriente, al parecer había hecho un nuevo amigo, y eso lo hacía feliz, pero al parecer se le había olvidado pedirle su número, aún así habían decidido volverse a ver el día siguiente.

El albino ya había llegado a su casa así que entró y fue a la sala, se puso a ver algo de televisión, minutos después fue a la tienda a comprar café, leche y unos panques para cenar.

Cuando regresó a su casa preparó un café con leche y se comió su panqué, después hizo lo de siempre; cepillarse los dientes, bañarse y acostarse, para después de minutos caer dormido en la cama.

Muestras de afecto (Kamukoma/Hinakoma) (Cancelada)Where stories live. Discover now