¡Llego el día! Podre verla

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Han dicho que los monstruos viven debajo de la cama cuando en realidad viven en tu cabeza.

Son mucho peor de lo imaginas, saben todo de ti hasta el mínimo detalle. Conocen tus debilidades, quieres escapar de ellos pero nunca podrás. Intentas huir pero, ¿de qué huyes si ellos están en ti? Atormentado cada segundo de tu vida. Sin razón sin motivo. Y mucho menos con piedad esa simple palabra no existe para ellos. Sin importar cuántos, cuales medicamentos tomes nunca se irán.

Crees que lo harán pero estás muy equivocado, nunca se irán nunca lo harán. Tienes que aprender a vivir con ellos, siempre con ellos.

— Jimin —

–¿Eh?–

— Hoy es día de visita —

–Genial he esperado tanto este día –

¿Podrá reconocerme? No soy el mismo chico que conoció, estar aquí me a hecho muy vulnerable. Ellos no me dejan, siempre hablan, los veo en cada momento. Sus temibles ojos, sus sonrisas, algo no tan difícil de describir. Este cuarto donde solo tengo contacto humano con el psiquiatra y los enfermeros, pero todo cambiará hoy, hoy que la veré. No estoy consciente del tiempo. Espero que falte muy poco para la hora asignada. La hora que tanto esperó.

Me levanté a la misma hora, la misma rutina, el desayuno: una taza de leche tibia, un pan pequeño, una chuleta acompañado con puré de papa al igual que con dos tortillas. Diferentes personas de la cena, la comida, el desayuno de ayer sin cruzar ninguna palabra conmigo. Todos hablaban, reían, pero nadie lo hace conmigo.
Las mismas preguntas de los enfermeros, ¿te comiste todo? ¿Cuantas veces has ido al sanitario? ¿Cuanta agua has consumido? Lo mismo.
Terminas y devuelta al cuarto, esperas a que te llamen para tomar tus medicinas. Las misma, he podido contar siete diferentes pastillas, de diferentes tamaños, también incluye una inyección en la mañana y en la noche.

Ha pasado el tiempo, las horas, minutos, segundos se me hacen eternos. Tal vez exagero. No sé cuánto tiempo llevo aquí. Necesito verla. Saber que no estoy sólo. 

— Jimin — escuche una voz muy familiar.

–Esa voz. – pensé

— Jimin — volvió a repetir.

–T.N eres tú. – dije alegremente.

— Soy yo Jimin —

–Te ves hermosa, ¿por qué estoy aquí? –

— Por tú bien —

–Te amo –

— Y yo a ti —

–¿Podemos irnos de aquí?–

— Lo lamento, pero necesitas quedarte más tiempo —

–¿Más tiempo? Ya no soporto estar aquí– 

— ¿Te tratan mal? —

–No es eso, yo no estoy loco para estar aquí. ‐

— No estás loco, estás enfermo —

–Enfermo mental–

— Solo tienes una enfermedad como cualquier otra —

–Gracias por venir, te he extrañado mucho. –

— Y yo a ti —

–Porfavor vámonos de aquí, no quiero estar aquí. –

— Necesitas estar aquí, te ayudarán a mejorar —

–Si tu lo dices, ellos creen que estoy loco. –

— No les creas —

–¿Puedo darte un beso?–

— Sí —

Solo pegue mis labios a los suyos. Un beso tierno, lleno de amor.

–No me dejes, no quiero estar sólo, ya no.–

— No lo estás, vendré todos los días de visita —

Trastornos Mentales Where stories live. Discover now