Michelle Evans #01

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Entró a la oficina de la pelirroja sin tocar. Poco le importó que estuviera en medio de una reunión con un ejecutivo del CNI, quien la miró de pies a cabeza con una cara que demostraba un desagrado por sus maneras, pero ella no tenía tiempo para pensarlo o arrepentirse, ni siquiera para sentir vergüenza o algún tipo de amenaza cuando sintió la mirada de Evans sobre sí como si quemara. Si quería echarla de ahí, pues mejor por ella.

— Necesito un momento — dijo, aclarándose la garganta.

Michelle se guardó sus comentarios ácidos sabiendo que no estaban solas y que no podría deshacerse de la recién llegada sin armar un lío más grande, así que bajó la mirada hacia el hombre y suspiró.

— Es importante — se justificó. Artaud pudo sentir su rabia, su rechazo a sus propias palabras. Para Michelle Evans no era importante, pero estaba guardando las apariencias diciendo lo contrario. A ella no podía engañarla, se había metido con la persona equivocada si creía que en algún momento podría.

El hombre salió de la habitación dejando un comentario seco tras su partida, uno que Artaud ni siquiera procesó antes de cerrar la puerta y avanzar hacia el escritorio sin perder tiempo.

— ¿Acaso los modales no venían en la escuela de psicología, Artaud? — comenzó la pelirroja, dejando salir su verdadero yo en la soledad, como la mujer que tenía en frente lo había anticipado en su mente.

— ¿Cuándo planeabas decirme que voy a pasar a ser un operativo en terreno? Yo, una puta psicóloga, ¿Tengo que aceptar? ¿Acaso estaba en alguna cláusula de mi contrato? — la evadió, dejando salir lo que tenía en la garganta desde que le llegó la notificación.

Resultaba que ahora querían evaluaciones a domicilio, que ella saliera a la calle a buscar a los tíos más peligrosos de Los Santos para el CNI. Era para no creérselo.

— ¿Crees que tenemos operativos que puedan hacer TU trabajo con esa gente? — dijo Michelle, permaneciendo en su silla, mirando a la psicóloga desde abajo con sus ojos siempre desafiantes. Un ego increíble que la había hecho creerse indestructible. Algo que, a la larga, sirve en instituciones plagadas de hombres que creen que una mujer no puede comandar todo un departamento.

Artaud lo supo desde que la conoció. Evans se forjó como una persona que no se iba a dejar pasar a llevar por nadie, ni siquiera por alguien a quien estimaba.

— No me respondas con preguntas — murmuró Artaud. — No voy a hacer eso, no lo acepto. Vine hasta acá para decirte que no lo acepto.

— No tienes otra opción — Evans habló lentamente, remarcando cada palabra con pesadez.

— ¿Y ustedes tampoco la tuvieron? ¿Instalarles micrófonos a los operativos para que me dieran información? ¡Puedo darles un diagnóstico en tiempo real si quieren, solo no me lancen hacia personas que no estoy preparada para enfrentar! ¡No soy un puto Black ops!

— Eres más que eso. Imagínate, solo imagínate haber seguido trabajando en el hospital. ¿Cuántas veces asististe a un delincuente peligroso sin darte cuenta? ¿Y recuerdas tu paso por federal? Tuviste tu oportunidad de entrevistar a gente con conexiones directas a bandas y mafias, ¿John Walker? ¿Te suena?

La de cabello oscuro se apoyó en la mesa con ambas manos y miró hacia el cielo por el gran ventanal que tenía Evans de fondo.

— En federal tenía protección y en el hospital podría haber recibido hasta al más buscado porque ellos llegaban a mí, no yo a ellos — habló finalmente, volviendo la mirada a la jefa del CNI. — ¿Se han quedado cortos de personal, Evans?

— ¿Ahora soy Evans? — sonrió Michelle.

— Ahora eres la persona que quiere matarme.

— No lo pongas de ese modo.

Psyché || spainRPWhere stories live. Discover now