—Novio.

—Lo que sea —me tendió un papel.

—Sé dónde vives.

—Es verdad —ese mal humor se esfumó. —Me acompañabas a casa a escondidas.

—No es verdad —entrelacé los dedos y, bajé la cabeza avergonzada. —Vivía cerca de tu casa.

—Ya...—su sonrisa de superioridad me gustó en un tiempo atrás, ahora me entraban ganas de grapársela. — ¿Qué excusa vas a poner cuando me cortaste el pelo? Aprovechaste que me quedé dormido en literatura. Terminé por enterarme.

Ginger fue la de las tijeras.

Yo solo le tiré del pelo.

—Fue para hacerte brujería. Pero tranquilo —le di unas palmadas en el hombro—no funcionó.

— ¿Qué se supone que me tenía que pasar?

—Que te quedaras calvo cada vez que me decías que no.

Le di la espalda con una amplia sonrisa.

— ¡A las cinco!

—Sí—dije, afirmando con la cabeza.

Daniel estaba sentado sobre la barra americana, a Ethan no le gustaba que hiciera eso.

— ¿Qué llevas en la cabeza? —Preguntó, tirando de la gorra.

—Es para que no me vea mi padre —tiré la cartera al suelo. —Si John se entera que estoy viviendo con vosotros...—le apunté con el dedo—os la corta.

Daniel tragó saliva.

—De acuerdo —tiró la gorra—, pero sigue siendo horrible.

— ¡Oye! No me des consejos de moda. Me da igual.

—Tienes razón. La camiseta que llevas es para cagarse encima y quemarla —le di un puñetazo en el pecho. — ¡Auch! Está bien. Al menos Effie si me entiende.

—Traidor —gruñí. — ¿Con quién habla Ethan?

—Con su madre. Bianca se ha llevado a Marjorie —levantó los brazos y,  los agitó con entusiasmo. —El pequeño demonio que roba condones no volverá en una larga temporada. Mejor. Con ella es imposible practicar los bailes de la noche.

Pasé de él, dejando a un Daniel contento por tener el comedor para él solito. Me acerqué hasta Ethan, que parecía triste y que extrañaría a su hermana. Realmente Marjorie terminó siendo un amor que quería abrazar por las noches.

—Ethan...

Él sacudió la cabeza.

¿Cómo le decía que me tenía que ir a casa de Troy?

Se lo dije:

—Estaré en la casa de Troy. Volveré a las nueve.

Sabía que no me había escuchado.

Tiré de la llamativa camiseta que llevaba Daniel y al conseguir su atención, se lo dije a él.

—Estaré en casa de Troy. Tenemos que hacer un trabajo paras química —apunté la dirección. —Dile que volveré pronto.

—Tranquila —miró a Ethan. —Por nada del mundo me perdería la reacción que tendrá al saber que estás con tu amiguito.

—No es mi amiguito.

Me guiñó un ojo y se despidió entre carcajadas.

—La ecuación química que describe la reacción entre magnesio y el oxígeno es...

Dejé de pintar estrellas en la libreta.

— ¿3Mg + O2 2...?

— ¡2Mg + O2 2 MgO Reactantes!

— ¡No me grites!

—Es que estoy nervioso —se alborotó el cabello. —Lo siento. Será mejor que descansemos. ¿Quieres una Cherry-Cola?

Llevábamos horas, así que era normal que estuviéramos de los nervios.

—Sí, gracias.

Giró la silla de su escritorio y, sacó dos coca-colas con sabor a cereza de la pequeña nevera que tenía al lado del armario. Era genial tener eso en tu habitación, ya que podías beber lo que quisieras sin tener que ir a la cocina.

Sonreí al tener la lata, y la abrí tirando de la anilla.

La espuma del refresco empezó a salir descontroladamente, como si Troy hubiera movido la lata.

— ¡Troy!

La camiseta que tanto odiaba Daniel estaba mojada. Hasta los pantalones.

— ¡Lo siento!

— ¿Lo siento? Lo has hecho intencionadamente.

—No —apretó los labios, aguantando las ganas de reír. —Anda, quítate la camiseta.

— ¡Ja! —Aparté su mano. —Será mejor que me vaya.

—Hace frío, Freya. Ponte una de mis camisetas.

— ¡No quiero oler a ti! Me voy con mi ropa...—empezó a tirar de mi camiseta. — ¿Qué haces?

—Acepta mi ayuda, Freya. No seas cabezota —él no dejaba de tirar, y yo de apartarme de su lado. —Quítate la ropa...

Alguien repitió lo mismo.

— ¿Quítate la ropa? —Preguntó.

La vena del cuello le estallaría.

Dejé de mirar a Ethan unos segundos.

—Suéltame la camiseta lentamente —susurré. —Hazme caso, o Ethan es capaz de tirarse encima de ti.

Los dedos de Troy temblaron, pero el imbécil siguió tirando.

Ethan se acercó corriendo.


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¡Mi vecino es stripper!Where stories live. Discover now