×Engañosa apariencia×

365 19 4
                                    

Si, no puede dejar de pensar en aquella mujer de caderas candentes y sonrisa coqueta, de su aroma a flores y ni hablar de su voz

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


Si, no puede dejar de pensar en aquella mujer de caderas candentes y sonrisa coqueta, de su aroma a flores y ni hablar de su voz.

Había pasado una semana desde que la conoció en aquel bar, que su mejor amigo lo llevó, luego de haber pasado un mal rato con su esposa.

—¿Que diablos hiciste conmigo, Ino?—Pensó, mientras "miraba" la televisión, y escuchó a su esposa que le hablaba, sacándolo de sus pensamientos.—¿Uhm? ¿Que ocurre?

—Debo irme a trabajar, cariño.—Tomó su bolso junto a su chaqueta y se despidió del peliplata lanzándole un beso y cerró la puerta.—

El adulto se levantó en cuanto oyó la puerta cerrarse, se acercó a la ventana con sigilo y sonrió al no ver a su esposa allí; entonces como si de un rayo se tratase, estaba frente al espejo con marco de madera que se hallaba en su habitación.

Se miró un par de veces, mientras decía cosas sin sentido y se dedicaba sonrisas.
Hoy era la noche... La noche en que iba a huir con aquella mujer.

Sonrió por última vez frente a aquel espejo, tomó las llaves de su auto y manejó hasta aquel lugar.

Mientras conducía, no pudo evitar recordar los labios carnosos, dulces y rojos de la mujer, quien vestía una pollera roja y bastante corta, mostrando sus largas y bien erguidas piernas; su cabello rubio y largo, que llegaba por encima de su cintura.

—Dios, mira como me haz puesto.—Dijo en voz alta, riéndose de la situación en la que estaba. Tenia una erección. Sin duda, necesitaba llegar.—

Llegó finalmente, con una enorme sonrisa buscó un lugar donde estacionar. Eran las 23:45, hora exacta y perfecta para encontrarla a ella.
Una vez estacionado su auto, se encamino sin quitar esa jodida sonrisa, hacia aquel lugar.
En la entrada había alguna que otra mujer, besándose o bailando con un grupo de hombres mucho mayor que él, esquivó a cada mujer que se le cruzó, hasta encontrarse con ella.
La rubia, quien vestía con un short negro muy ajustado a sus caderas, lo vio y sonrió con arrogancia, caminando con coqueteo llegó a él; tomó su mano y lo llevó hacia una de las habitaciones.
Lo bueno, iba a empezar, pensó el peligris, ignorante de lo que iba a suceder.

Abrió la puerta de la habitación, apreció las luces rojas que cubrían el lugar y la cama matrimonial que estaba bien organizado.
Sintió como las manos de la mujer lo empujaban hacia allí y él, sonrió perverso.

—Si que hoy, estas muy hermosa.—Dijo, y le guiño un ojo, quiso ver el rostro de ella, pero la luz, no iluminaba lo suficiente, así que, ignoró y abrió sus brazos.—Ven, hermosa gatita~.
Sintió el peso de ella encima suyo, cuando abrió sus ojos y unas lágrimas salieron de ellas; quiso gritar, pero la mano de ella, taparon su boca.
Su mano... Se sentía muy fría, su abdomen dolia y él, seguía sin poder contemplar sus ojos.
Pero si vio, como aquel objeto filoso entraba y salia de sus entrañas, sus gritos callados por la mujer... La música suena a lo lejos, no la llega a oír tan fuerte como recientemente lo oia.

Cerró sus ojos, le estaba costando respirar, abrió sus párpados con dificultad, y se sorprendió al verla allí

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Cerró sus ojos, le estaba costando respirar, abrió sus párpados con dificultad, y se sorprendió al verla allí.
Era Ino... Pero, su mirada era parecida a la de su esposa Sakura. Negó difícilmente con la cabeza, ¿Acaso estaba alucinando?
Tosió, la mano de ella se encontraba en su cuello, apretándolo con fuerza mientras se quitaba, lo que parecia ser una peluca y una risa malévola, se escuchó en aquel cuarto.

La musica, la gente del bar... No se escuchaban, solo su risa. Su risa llena de ira, remordimiento, tristeza y ¿felicidad?
El peligris quiso hablar, pero ese objeto atravesó su ojo izquierdo, haciendo que gritara —en vano — y ella riera aún mas fuerte.

—No te lo esperabas,—Habló finalmente —¿verdad, cariño?—Dio una palmadita en la mejilla del hombre, quien solo lloraba.—Oh no, no llores...

Dicho esto, se acercó y colocó ese cuchillo en su entrepierna, lo sacó de allí y pasó su lengua, sin quitar la sonrisa irónica que mostraba su rostro.

—No puedo creer que en serio no te hayas dado cuenta.—Camino, dando vueltas por la cama, sin quitar su mirada de encima.—Eres tan... Estúpido.—

Rió, se aproximó hacia él y besó el lugar donde estaba su ojo izquierdo, pasó su lengua creando un circulo de saliva. Se levantó y abrió el armario de madera que estaba frente a la cama.
El hombre abrió sus ojos sorprendido.
¡Habia cadáveres humanos allí dentro!
Quiso moverse, pero la mujer clavó el cuchillo en el brazo izquierdo y sin sacarlo, comenzó a bajarlo, causando mucho dolor en él.
Ella, no dejaba de reír. Lo estaba gozando.
Su tonto esposo, nunca supo la realidad.
Ella... Seducía hombres y mujeres y luego, los mataba.
Nadie sospecharía de una persona tan dulce y honorable como lo era Sakura Haruno, ¿verdad?
Se secó el sudor de su rostro, suspiró y se bajó del cadáver de su esposo, quien estaba muerto y descuartizado. Sonrió, otro mas a la lista.
Acomodo al cadáver dentro de aquel armario, se cambió de ropa y se miró al espejo, colocándose la peluca.

Su apariencia debía seguir siendo engañosa.

One shot's ///KakaSaku///Where stories live. Discover now