One shot's ///KakaSaku///

Palabras indicadas.

Holi nuevamente, les traigo un pequeño one shot, pero esta vez es un AU.
Espero les guste.

—¿¡Como dices?!— Exclamó la joven furiosa mientras apretaba sus puños.
—P-p-pues si, lo que oyó. —Aterrado, se alejaba de a poco de ella, pero se estremeció ante la temible mirada de la fémina.

Eran las 10:23 am en la aldea de la hoja, un día soleado y caluroso en un día de diciembre. Cuando se escuchó un fuerte estruendo por todo el lugar.
—¡AAAAAAAAAHHHHHH!—La gente que pasaba por allí, sólo suspiras y otros ignoraban. Ya se habían acostumbrado a los gritos que provenían del lugar.
—¿¡EN SERIO PERMITISTE QUE SE LLEVARA MIS PAPELES, HATAKE?!—Gritó aun más furiosa, su asistente si que la hacia perder sus estribos las 24 horas del día. Sin más que decir, tomó su bolso rosado y giró el manubrio de aquella puerta de madera; no sin antes darle una mirada de desaprobación al peliplata. Este sólo suspiró.
—Si que lo arruinaste, eh.—Otra voz, muy conocida e irritable para él, se apareció en el marco de su puerta. El joven sólo se sentó en su respectivo lugar y tomó el bolígrafo, debía hacer una disculpa de forma escrita, por... ¿Milésima vez, quizás?
—Por favor, ahorrate los comentarios y déjame en paz.— Sin duda alguna, esa persona o mejor dicho, monstruo; le causaba mucha molestia. Era alguien insoportable.
—Ja. Pero por favor, sólo vengo a demostrarte que no vale la pena que intentes atraer la atención de la jefa, cuando yo ya me la robé toda.—El peliplata sólo detuvo lo que estaba haciendo y lo miró confuso. ¿De qué estaba hablando?

Lo único que él quería, era obtener un puesto aún más alto del que ya tenía, que eso significaba tener un sueldo más alto. Pero creo que su compañero, de nombre Sasuke Uchiha, tenía otros objetivos...

—No se de que estas hablando... Pero ahí tú.
—Sin más que decir, tomó su bolígrafo nuevamente y siguió con su labor. El hombre rechisto y se fue del lugar.— "Vaya, realmente está interesado en el dinero de la jefa."

El día transcurrió de lo más tranquilo, Kakashi, si así es su nombre, había terminado con aquella disculpa; muy contento y orgulloso del pequeño pero habitual acto, se dirigía hacia la oficina de su jefa—cuyo lugar queda en el último piso del famoso edificio "Rasengan"— tomó el ascensor, oprimio el botón correspondiente y las puertas viejas de aquella máquina se cerraron.
—Bien, lo estas haciendo bien, Kakashi. —Se alentó a si mismo, mientras sonreía.
El ascensor indicó con un pequeño sonido, que ya había llegado a su destino, el peliplata esperó a que las puertas se abrieran y ya pasado esto, salió caminando con una gran sonrisa en su rostro.
Al caminar por los pasillos, no pudo evitar sentirse incómodo, por las miradas y piropos que tanto hombres como mujeres le decían. Si, debía admitir que era muy guapo, pero hasta a veces deseaba que la tierra se lo tragara.
Los piropos a veces se sentían muy intensos hasta el punto de sentirse incómodo. Por eso, quería evitar pasillos con muchas personas, pero recordó que era lunes por la tarde y se le pasó.
Suspirando, llegó a la tan ansiada oficina, fuera de ella, se encontraba una joven de su casi misma edad, pintandose las uñas. Él, gruñó por lo bajo.
No podía creer que esa chica floja, tuviera uno de los puestos más altos de toda la empresa. Caminó a pasos lentos, mientras la fulminaba con la mirada.
—Buenas tardes.—Dijo él, con los papeles ya en manos. La mujer frente a él, lo miró y dirigió su mirada a sus uñas nuevamente.
—¿Otra vez tú, Hatake-kun?—Preguntó sonriendo, Kakashi sólo fruncio el ceño. Sabía que ella era una arpía. Éste sólo asintió. —Puedes pasar. Pero golpea la puerta antes.
Dicho esto, el peliplata recordó la razón por la cual le dijo esto y un frío recorrió su espalda, no quería volver a pasar por lo mismo; así que, se acercó, golpeó la puerta con suavidad y se quedó allí, esperando la respuesta de su superiora.
—¿Quién?—Se escuchó del otro lado, Kakashi sólo respiró profundo, ya era el momento.
—K-kakashi Hatake.—Odiaba ponerse nervioso frente a su jefa, pero era inevitable. Su voz y su forma de ser, le daba mucho miedo. Más de una vez, se preguntó si realmente ella era así en todos los ámbitos. Pero no era momento de debatir eso ahora.
—Pasa por favor.— este tragó grueso, giró la perilla e ingresó al lugar. Al entrar, se encontró con una imagen para nada agradable.
—¿S-sakura-sama?—Ella estaba con los ojos hinchados, se ve que estuvo llorando, dedujo él, enseguida. Sus cabellos estaban revueltos y su ropa manchada con vino.
Se acercó a pasos lentos hacia ella y acarició su cabeza, instintivamente. —¿Se encuentra bien?