Capitulo XI

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Tenía la pesada espada en la mano derecha y todavía no lograba entender todo lo sucedido, aquello era algo difícil de creer

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Tenía la pesada espada en la mano derecha y todavía no lograba entender todo lo sucedido, aquello era algo difícil de creer.

Continuaban en ese otro mundo subterráneo. Varios palacios se alzaban en la distancia, pero ningún camino les mostraba como regresar a la tierra de los vivos.

-¡Lo hiciste muy bien!

La voz del vampiro le hizo girar para mirarlo de nuevo.

-Creíste que no podría hacerlo, ¿no es cierto?

Ryu sonrió, pero negó suavemente por lo bajo.

-No dudo de tu capacidad, pero no podía evitar sentirme preocupado.

-¿De que no pudiéramos salvar la humanidad?

El vampiro levantó el rostro y lo miró a los ojos, la intensa mirada había vuelto a ellos.

-De que murieras y yo no pudiera hacer nada para evitarlo.

La declaración lo dejó sin palabras, Karan tragó y esquivó su mirada. Giró sobre sí mismo buscando algo a qué aferrarse, algo que le permitiera escapar de lo que comenzaba a sentir.

-¿Sabes cómo salir de aquí? -preguntó evitando la incómoda conversación.

Ryu exhaló y luego volvió a sonreír tan solo curvando uno de los extremos de su boca.

-Hallaremos la manera. Ahora hay otra cosa sobre la que deseo preguntarte. ¿Realmente crees que soy un vampiro flaco y enclenque?

-¿Qué? -Karan se esforzó por no reír al recordar lo que él mismo le dijo a Nuada para que le entregara la espada y se olvidara de Ryu-. Debes aceptar que estás algo flaco.

-¡Soy atlético! -dijo Ryu con un poco de petulancia y ampliando la sonrisa-. Tú, en cambio, estás gordito. Pude verlo cuando te quitaste la ropa al salir del río.

-¿Qué estás diciendo, maldito vampiro? ¡No estoy gordo, son músculos!

-Aunque me gustan gorditos.

Ryu se le acercó más, tan veloz que no pudo apartarse a tiempo. Lo aprisionó contra un árbol mientras su mano se posaba en su pecho. Los ojos del vampiro se habían vuelto llamas que se agitaban fijas en los suyos.

-Karan, dime la verdad. -Una mano traviesa empezó a recorrerle el pecho por sobre la ropa, ascendió hasta delinear la línea de su clavícula para después rodearle el cuello-. ¿Querías evitar que el rey Nuada me hiciera su esclavo? ¿Por eso aceptaste pelear?

Karan tragó. Sintió que no había manera alguna de escapar de aquel reino subterráneo ni de los ojos que lo subyugaban.

-¿Acaso te preocupabas por mí, cazador?

Quería contestar que no le importaba, que lo hizo por ganar la espada, pero las palabras habían huido de su boca. Cuando Ryu se acercó más, comenzó a faltarle el aire. El aliento del vampiro acariciaba su piel. Su lengua, al igual que cuando bebió su sangre, había empezado a remojar los labios como si tuviera sed. Los ojos violetas le veían sin pestañear.

Alianza de sangre (Boyslove)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora