Capítulo 21: Familia.

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Fueron inundados por una confusión gracias a esa pregunta tan inesperada, tanto para Bokuto como para Akaashi, las palabras del primer mencionado deslizándose de sus labios escapando de su corazón, necesitando decirlas antes de que sea demasiado tarde, empujado a tal cosa gracias a las sensaciones de su pecho.

El menor miraba confundido a Koutaro, intentando formular alguna oración que sean más que solo balbuceos, frunciendo sus cejas en una expresión de anhelo pero inseguridad.

—¿Por qué...? —dijo apenas y audible.

Rápidamente la cabeza del mayor de ambos jóvenes dio una respuesta, Bokuto riendo un poco avergonzado.

—Akaashi, me gusta mucho cuando me das besitos, ¡También cuando me animas luego de una mala jugada! Cuando me ayudas en mis tareas y hasta cuando me obligas a hacer mis deberes —enumeraba un entusiasmado Bokuto, con una sonrisa en los labios.

Pareció pensante unos segundos, teniendo una sonrisa en sus hermosos labios, aquellos que Akaashi ya se resignó a nunca más probar.

—No entiendo por qué a todos les molesta que me gustes, ¿Será que están celosos? ¡Realmente no lo entiendo Akaashi! —se explayaba con energía.

Sin embargo, posterior a esa oración dio un suspiro, apoyando los codos en sus rodillas y uniendo diestra y siniestra en un agarre suave, mirando sus propias manos unidas.

—No lo entiendo... —susurró, llevando sus manos entrelazadas atrás de su cuello, manteniendo su mirada gacha.

Keiji miraba ese pequeño monólogo, escuchándolo con toda la atención que disponía en ese momento, sintiendo el pecho apretado. 

—Yo daría todo por ti, pero no sé si es suficiente... 

Akaashi tensó su mandíbula al escuchar esas palabras, procurando mantener sus ojos secos, aunque ya se estén humedeciendo a causa de la impotencia de la situación, sin poder evitarlo y sus manos acariciándose entre si, lastimándose, abriendo costras ya que empezaban un proceso de sanación.

—Para mi es suficiente —murmuró, sintiendo esos ojos ámbar sobre su rostro, dándole una cansada y pequeña sonrisa—, pero...

—¿Pero?

—Me da miedo arruinarte la vida, Bokuto-san —admitió finalmente, sintiendo un gran peso abandonar su pecho, ahora si sin controlar las lágrimas que se asomaban por sus ojos, descendiendo por las mejillas suyas.

—¡Qué dices! Akaashi, óyeme —pidió con una sonrisa enternecida, llevando las manos a esos mofletes, que hacían de camino para las gotas salinas que salían de esos bellos ojos— ¡Jamás! Jamás, harías eso... Siempre me haz ayudado y mejorado en todo, ¡Mi sonrisa es más grande cuando estoy contigo!

Keiji se quedó estupefacto, las lágrimas deteniéndose gracias a esas últimas palabras dichas por esa hermosa estrella que tenía, sin poder dejar de admirar esa belleza que tenía en frente.

Subió sus propias manos, envolviendo las muñecas contrarias en un agarre suave, sin dejar de mirarlo con ojos de amor y esperanza. 

Esperanza en que su amor finalmente pudiera ser.

—Bokuto-san... —susurró, ganándose la atención del búho, a pesar de ya tenerla—, ¿Podrías preguntarme de nuevo? Lo que me dijiste en un principio...

Sus labios se encontraban húmedos, preparados para modular la respuesta al cuestionamiento ajeno, dando un tembloroso suspiro cuando sus palabras llegaron al receptor que deseaba y quería más que como un amigo.

||Memoria de tacto|| -BokuAka-Where stories live. Discover now