- ¿Te caen mal? -Le pregunté.

-Poco, es que son raros...

Esa era otra razón por la cual no debía intentar algo con ella: le caen mal a mis amigos y viceversa, no se soportaban mis amigos y ella, era como un odio mutuo que no entendía, por eso cada que hablaba con ella era al final de la clase para no tener que juntar a ellos con ella.

-No son raros si los conoces bien. -Traté de defenderlos.

-Como digas. El sábado habrá una fiesta, si quieres venir te daré la dirección. -Agarró mi cuaderno, cambió a la última hoja y anotó la dirección.

- ¿Puedo invitar a alguien? -Le pregunté viendo a mis amigos, uno en cada esquina.

-Pues... Sí quieres -dijo no muy convencida-. Pero espero que podamos hablar.

-Te prometo que hablaremos.

-Nos vemos la otra clase. -Dijo el maestro agarrando su mochila y saliendo del salón.

-Darío, vámonos por algo de comer. -Me gritó Mario que estaba en la puerta del salón junto con Pedro y Azael.

-Voy, espérenme -Agarré mis cosas y las eché a mi mochila-. Nos vemos en la siguiente clase. -Me despedí de Helena y me salí del salón junto con Mario, Pedro y Azael.

El lunes era el día menos pesado de todos, ya que después de la primera hora (que es matemáticas) teníamos 2 horas para nuestro taller artístico, pero a nosotros nos tocaba el viernes, aunque teníamos que llegar un poco más temprano para esa clase, pero teníamos 2 horas libres los lunes por eso.

- ¿Qué compramos? -Dijo Azael una vez que estábamos fuera de la escuela.

- ¿Unos tacos? -Propuso Pedro.

-No we, siempre comemos lo mismo. -Repliqué.

- ¿Y si vamos con la señora del mercado? -Dijo Azael.

-Cámara, a esa señora le salen bien ricas las quesadillas. -Dijo Mario.

Fuimos hasta el mercado, que sólo estaba a dos calles de la escuela, y fuimos al puesto de la señora "amor", le habíamos puesto el sobrenombre de "señora amor", ya que siempre que alguien pedía algo o le hablaran la señora ella siempre al final de hablar decía "amor".

-Buenos días. -Saludamos a la señora amor y nos sentamos en una de las mesas.

- ¿Qué van a querer, amores? -Nos dijo sonriendo.

-Yo 2 de queso. -Pidió Azael.

-Yo 1 de pollo con queso. -Pedí yo.

-Yo 2 de hongos con queso. -Pidió Pedro.

-Yo 2 de carne. -Pidió al último Mario.

-Enseguida se los traigo, amores.

Éramos los únicos en el local, eso quería decir que las quesadillas saldrían rápido.

Mario empezó a hablar, pero no le puse atención, estaba pensando si invitarlos o no a la fiesta de Helena, era obvio que ella no quería que fueran, pero yo no me sentiría cómodo sin ellos.

-Aquí están las 2 de queso -dijo la señora amor dándole un plato con quesadillas a Azael-, ¿no quieren nada de tomar, amores?

-Sí, 4 cocas, porfa. -Dijo Mario, pidiendo por los 4.

-Enseguida se las traigo. -Dicho esto fue hacia el refrigerador y sacó 4 cocas y nos las trajo a la mesa.

Después de 1 hora ya habíamos acabado de comer y estábamos a fuera del mercado.

- ¿Vamos al billar? -Propuso Azael.

-No puedo, me quedé de ver con Georgina y Jaime para hacer un trabajo. -Les dije.

- ¿De qué materia? -Me preguntó Azael.

-Es de mi sección, de inglés.

-Ah, con razón.

Azael, Mario y Pedro eran de la sección A y yo de la B, eso significaba que teníamos 4 clases separados: dibujo, educación física, inglés y orientación educativa.

- ¿Ustedes van al billar? -Les pregunto Azael a Pedro y Mario.

-Yo sí. -Dijo Pedro.

-Yo no, me quedé de ver con mi novia afuera de la escuela.

-Pues cámara, los vemos al rato. -Dijo Azael.

Azael y Pedro se dirigieron hacia el billar y Mario y yo a la escuela.

El camino de regreso a la escuela Mario se la paso contándome algo sobre su novia que, para ser sinceros, no le entendí nada. Sólo estaba pensando en sí ir o no a la fiesta de Helena.

- ¿Ya me piensas de decir, pendejo? -Me dijo Mario en cuanto llegamos a la entrada de la escuela.

- ¿Qué? -Le respondí extrañado.

-Sobre la fiesta de Helena.

- ¿Cómo te enteraste?

-Wey, estuve a tu lado cuando te invitó, sólo que no me viste. -Eso me pasaba cada que estaba con Helena, nunca le hacía caso a nadie.

- ¿Y por qué te tendría que decir?

-Porque de Azael, Pedro y yo, yo soy al que más confianza le tienes.

Tenía razón, cada que me pasaba algo con Helena a él era el primero que le contaba, porque Azael se lo contaría a todos y a Pedro si no le interesa una cosa no te pone atención, Mario era el único que si me apoyaba, aunque yo no lo quería reconocer.

-Es que no sé si invitarlos, ya vez que ustedes y Helena no se caen bien.

-De hecho nos caga Helena -me dijo y sabía que no era broma-. Y ya te dijimos que ya no intentes cogértela...

-No me la quiero coger, pendejo. -Le interrumpí.

-No te hagas wey, bien que quieres, pero esa no es la bronca, la bronca es que tiene novio y te va a poner una putiza si se entera que le quieres poner con su novia.

-Pero ella es la que me busca wey, yo no. -En eso tenía razón, ella siempre era la primera en hablarme y en invitarme a salir.

-Pero tú bien que le respondes, pendejo -sacó un cigarro de su bolsa-. Pero como tú quieras wey, allá tú si vas a la fiesta, pero de una vez te digo que nosotros no te vamos a acompañar.

- ¿Les dirás a Azael y a Pedro que Helena me invitó a una fiesta? -Le pregunté, porque sabía que si ellos se enteraban, harían lo que sea para asegurarse que no fuera.

Se me quedó viendo mientras encendía su cigarro.

-No -respondió al fin sacando humo de su boca-. Pero si vas a ir a esa fiesta al menos asegúrate de no ir solo, ¿ok?

- ¿Y con quién iré entonces? -Le pregunté- Quería ir con ustedes.

-Dile a Georgina y a Jaime.

-Está bien- Acepte- Bueno ya me voy que tengo que hacer el trabajo de inglés con ellos.

-Cámara, te veo en Lógica.

-Está bien -me iba a meter a la escuela pero volteé a decirle algo a Mario-. Wey, gracias por preocuparte por mí.

-No empieces de joto -Me respondió riendo-. Tú igual te preocuparías por mí si yo me quisiera coger a una vieja con novio.

Me reí y me metí en la escuela.

ComienzosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora