Naruto siempre lo vio y valoró como persona, se tomó el trabajo de conocerlo, de buscar su bienestar, de luchar por ello con todo su esfuerzo. ¿Cómo no ver lo extremadamente valioso de todo eso? Sasuke sabía que eso no era algo cotidiano ni algo para tomar a la ligera, nunca lo hizo, a pesar de los errores cometidos, Naruto y todas sus acciones siempre fueron importantes para él por el vínculo remendado que con lo que podían supieron construir en base a conocerse. Atropelladamente, con algunos reveses dispensables, con bastante más dolor del necesario, pero todo eso los había llevado a finalmente desvelarse mutuamente cuánto se amaban, desde los torpes niños que fueron hasta los jóvenes adultos decididos que son ahora.

Indudablemente tenían mucho por recorrer, tanto en lo personal como en pareja. Pero Sasuke confiaba en que así lo harían, intentando dejar de lado las estupideces, ir madurando juntos, creciendo a su lado. No podía estar más emocionado ante la nueva perspectiva que le ofrecía su vida desde ahora, gracias a su mejor amigo. Gracias a Naruto.

Sasuke no estaba diciendo que él lo mereciera, probablemente muchos opinarían que no. Sin embargo, si Naruto lo quería a él, no había nadie en el mundo que debiera negárselo, menos él mismo. ¿No? Además, sus intenciones eran las correctas esta vez. Con todas sus fuerzas deseaba hacerlo feliz. Deseaba ser la clase de persona que Naruto merece tener a su lado y aunque esforzarse por él sin duda era desafiante, definitivamente valía la pena.

No quería seguir los mismos caminos del pasado, al menos no uno en el que terminase dañándolo de alguna manera de nuevo ni que lo hiciera caminar lejos de él. No toleraría pasar otra vez por toda esa horrible tortura.

Y se esforzaría por caminar a su lado. Por Kami-sama e Itachi que lo haría.

-¿Quieres ir al río? -Preguntó al rubio tras darle de comer uno de sus Naruto-makis con los palillos.

-¿Al río? -No tenía intención de sonar tan decepcionado como lo hizo pero no pudo evitarlo. Ya había devorado completamente su tazón de ramen.

-Sí, dejar esta habitación por unas horas nada más, para variar. Dejemos que se ventile un poco en nuestra ausencia.

-A mí me gusta como huele. -Le dijo descorriendo levemente su kimono para besar su clavícula.- Huele a nosotros, dattebayo... -Su voz sonó pícara.

-Eres un puerco. -Lo empujó con su hombro pero no pudo evitar sonreír por su descaro.

-Sí, soy muy sucio. Más sucio de lo que creí llegar a ser... Y todo gracias a ti, Sasu-chan... -Le tomó la mano y le besó el reverso de su muñeca.

-Vuelve a llamarme así y vas a llegar a Konoha de una patada. -Lo amenazó intentando soltar su mano de su agarre y el rubio solo le sonrió coquetamente. Lo tironeó del brazo para atraerlo a su cuerpo, lográndolo.

-No estés tan serio, Sa-su-chan... -Le susurró detalladamente muy cerca de sus labios al tiempo que le rodeaba con firmeza la cintura con sus brazos. Los ojos de Sasuke brillaron y se estrecharon levemente.

-¿Quieres pelea, Usuratonkachi?

-¿Acaso puedes seguirme el ritmo? -Lo azuzó provocativamente.

-Tú no sabes lo que es el control, ¿verdad? -No sabía por qué se sorprendía de eso.

-Creo oír a un gatito miedosito, dattebayo... -Lo puyó una vez más, con una enorme sonrisa.

-Vamos a jugar, sí. -Le respondió rozando sus labios con ese brillo especial en sus ojos que tanto le encantaba ver al rubio.- Pero ni creas que bajo tus términos. Idiota. Mueve tu trasero y vamos al río de una buena vez. -Intentó empujarlo para apartarse.

Aguas Termales [Naruto y Sasuke]Where stories live. Discover now