Capítulo 11.

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Dentro del departamento el estado de Tris mejoró un poco. Estaba en el sofá de la sala, bebiendo un té caliente de manzanilla que Alice le preparó una vez que logró que la suelte. La rubia no entendía nada, ni había reparado en el objeto que llevaba en su mano hasta que su amiga se lo mostró como quien muestra el arma que causó un crimen.

-¿Estás segura?- preguntó Alice cuando consiguió despegar los ojos de la prueba de embarazo. –Esos test no son muy seguros.

-Lo estoy- ahogó un sollozo en la manta que cubría sus piernas y Alice tuvo que morderse el labio para alejar esas ganas de llorar. –Lo siento.

-¿Por qué no paras de disculparte? No me has hecho nada a mí.

-Si lo hice- dejó la taza en el brazo del sofá. –Te contaré todo pero no quiero que te enojes.

-Tris- se sentó a su lado y tomó una de sus manos. –Lo último que necesitas es que me enoje contigo- acomodó algunos mechones de cabello oscuro detrás de su oreja y sus miradas se encontraron. –Cuéntame todo.

-Ok- se aclaró la garganta. -¿Recuerdas la noche que me dejaste pasar la noche en tu departamento cuando saliste a ver a ese chico británico?- Alice asintió lentamente. –Técnicamente no la pasé sola- bajó la mirada. –Invité a alguien.- guardó silencio.

-¿Salías con alguien?- Tris la miró de reojo. –Si por algo debería enojarme es de que no me hayas contado nada.

-No salimos. Vamos juntos a un par de clases en la universidad y siempre se mostró muy cariñoso conmigo pero yo no lo llamaría salir.- suspiró. –La primera vez que nos vimos a solas fue esa noche, él me envió mensajes, yo respondí contándole que estaba sola en casa de una amiga y al rato ya estábamos en tu cuarto.

-¡Tris!- Alice notó como el cuerpo de su amiga se tensó cuando exclamó su nombre. Por lo que respiró hondo e intentó mostrarse lo más comprensiva posible aunque por dentro tuviera un vómito verbal atravesado por lo asqueroso que le parecía que usara su cama para revolcarse con un chico del que nunca le habló. -¿Y qué pasó?

-Él no tenía condón y yo no quería revisar tus cosas, bastante mal me sentía de meter a alguien a tu departamento. Tampoco podía enviarte un mensaje.

-Entiendo- soltó un largo suspiro. –Y de eso ya pasaron dos meses ¿no?

-Más o menos- la miró con temor. -¿No estás enojada?

-No- se levantó y encendió uno de los cigarrillos que se encontraban en la mesa de la cocina. –No contigo- soltó el humo hacia el techo del departamento. –Estoy furiosa con el idiota que no fue capaz de pensar otra manera de tener sexo que no fuera la convencional.

-Yo tampoco propuse hacer otra cosa.

-Da igual.- le dio otra calada al cigarrillo. –Ya pasó, al menos fue en mi departamento y no en un hotel barato-

Tris soltó una risa nerviosa que hizo sonreír a Alice. La reconfortaba que a pesar de la mierda que estaba pasando todavía pudiera hacerla reír con comentarios que la distraían un poco del tema.

-¿Qué harás?- preguntó Alice volviendo a sentarse junto a su amiga. -¿Él lo sabe?

-Lo hablé en la mañana. No cree que sea suyo.

-Pedazo de mi...- le dio una larga calada al cigarrillo para mantener la boca cerrada. –Qué bueno que no lo conozco.

-No quiero tenerlo- soltó Tris después de un rato en silencio. –No tengo nada para ofrecerle a un bebé. No gano lo suficiente, nunca me gustaron los niños, ni siquiera tengo un departamento o una pareja que me ayudará a darle lo básico para que esté cómodo.

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