Capítulo 5

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-Propongo un brindis- dijo con emoción Alice, levantando la copa de vino espumante rosado. -Por la promesa de la literatura, Beatriz Shelby.

-Estás inflando demasiado esto, solo fue suerte.- le restó importancia su amiga con el rostro rojo de vergüenza ante las miradas de los otros comensales.

-¿Cómo va a ser suerte que tu cuento haya sido elegido entre decenas para aparecer en el New Yorker? Te lo merecías, es increíble y así como a mí me encantó estoy segura que a cientos de lectores también. Muchos en Columbia leen ese diario o al menos se pasean con un ejemplar bajo el brazo para parecer que son intelectuales.- rodó los ojos.

Rieron por el comentario de Alice, aquel era un día más que especial para Tris y quería que se lo pasara en grande. Por eso la llevó a pasar la hora de almuerzo en uno de los restaurantes más elegantes del lado Este de Manhattan.

-¿Cómo puedes pagar un lugar como este? Siento que gastamos una fortuna de solo estar sentadas.

-Lo mejor para mi amiga- contestó ella y le alborotó el cabello con una mano.

-Vamos Al, ¿de dónde sacaste el dinero?- la miró por encima de sus nuevas gafas de descanso. -Al menos dime si no es algo ilegal.

-Claro que no, solo que si te lo digo- se acercó a su oído. -Tendría que matarte.- rió y volvió a darle un trago a la copa.

Luego de que les dejaron sus platillos Tris volvió al ataque, no solía ser tan curiosa pero era consciente de que no era fácil para ninguna de las dos gastar dinero en un lugar como ese, por más que fuera una ocasión especial.

-Anda, dime. Prometo irme con el secreto a la tumba. Solo me preocupo por ti. Dime que no te estás endeudando por hacer esto.

-Claro que no, incluso dejaré una propina en efectivo para la camarera- dijo con una sonrisa y al ver que la cara de su amiga no cambiaba decidió contarle. -Está bien- tragó un bocado. -Te lo diré, pero si me entero que se lo dijiste a alguien tu vida correrá peligro- se acercó para hablar en voz muy baja. -Soy un agente en cubierto del FBI. Me enviaron para vigilar a Marcus y desmantelar su negocio.

-¿Qué negocio? ¿El café?

-No. Eso solo es una tapadera para su verdadero negocio.- hizo de cuenta que miraba alrededor asegurándose de que nadie las oyera. -Contrabandea dildos de tamaño peligrosos, importados de Asia.

A Tris le tomó unos segundos procesar la información y otro par para darse cuenta que se trataba de una broma. Ya que Alice se mantuvo sería hasta que la castaña rodó los ojos y no contuvo la risa que le provocó su expresión.

-Por poco te creo.

-Lo sé, soy muy buena para la actuación. En mi colegio siempre tenía los papeles protagónicos en las obras escolares.

-¿Entonces no me dirás?

-No es nada de lo que piensas. Solo obtuve un dinero extra dando tutorías a otros estudiantes de mi carrera con asignaturas que ya aprobé con buen promedio.- se llevó un bocado a la boca. -Te sorprendería lo que pueden llegar a pagar los estudiantes de primer semestre cuando los exámenes se acercan.

Aquella explicación convenció a Tris, al menos eso se veía en su rostro cuando Alice levantó la mirada de su plato. No le gustaba mentir pero no arruinaría el almuerzo con ese tema. Prefería que por aquel rato, el centro de atención fuera su amiga.

-Ya estoy harta de hablar de mí y todavía tengo que aguantar a los envidiosos del taller de dramaturgia- se quejó Tris. -Hablemos de ti.

-¿De qué quieres hablar? Siempre la misma aburrida rutina.

Strawberry Lipstick [YUNGBLUD] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora