Capítulo 10

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   Al entrar en casa me dirijo a la cocina y me encuentro a mi abuela cortando cebollas, me acerqué a ella para besar su frente y al ver su rostro decaído me preocupé...

––Tienes los ojos rojos, ¿estabas llorando? ––le pregunté sosteniendo sus mejillas.

––No querida es por las cebollas ––respondió sonando su nariz.

––¿Por qué las cortas a esta hora? ––pregunté mientras me sentaba a la mesa.

––Para guardarlas en agua y hacer ensaladas mañana ––dijo mientras las lavaba en el fregadero, de pronto comenzó a toser fuerte y seco como si estuviera ronca o con catarro pero sin flema, por lo que me preocupé mucho ya que nunca la había escuchado toser de esa forma, me acerqué a ella dándoles palmadas en la espalda.

––Abuela me preocupa mucho esa tos, deberíamos ir al médico mañana a primera hora ––sugerí y continuó tosiendo.

––No te preocupes cariño, de seguro es por el sereno, me tomaré una vitamina C y se me pasará rápido ––continuó tosiendo y luego miró su mano, su semblante cambió totalmente poniéndose serio, enseguida las lavó con gran rapidez como si estuviera ocultando algo, no estaba segura pero juraría ver el agua roja de momento ––¿Cómo te fue? ––preguntó sacudiendo sus manos para luego secarlas.

––Bien ––sonreí y rápidamente fingí un bostezo ––Será mejor que suba y me acueste a dormir, mañana tengo trabajo ––disimulé para evadir más preguntas.

––Está bien, que tengas dulces sueños ––besó mi frente y yo sus mejillas.

––Tú igual.

   Al subir a mi habitación me tiré de espalda a la cama con los brazos extendidos, mi pícaro rostro dibujó una sonrisa y mis ojos brillaban tanto que parecían una linterna, suspiré profundo y luego dejé salir otra sonrisa, estaba tan emocionada que le di abrazo agresivo a mi conejo de peluche azul, soltando toda mi energía y dejando salir un pequeño chillido de alegría. Siento varios lengüetazo en mis pies y levanto mi cabeza siguiendo acostada, era Toby, lo llamé y subió a la cama acostándose a mi lado quedando en mis costillas, me volteé boca a bajo, con mi mano derecha acariciaba su peluda cabeza mientras que sostenía mi mandíbula con la otra mano arqueando el codo, dejé salir varios suspiros y sonrisas mientras mecía mis piernas, no sé si estaba drogada pero juraría ver corazones imaginarios dibujarse por todos lados...

    Me encantó pasear con él  a pesar de llevarme a la fuerza. Me es imposible dejar de pensar en el día que me besó frente al Gerente y de mi cabeza no sale cuando me abrazó en el ascensor...
¿Será que me estoy....? ¡No, eso no puede ser posible, es lo más absurdo que he pensado en mi vida! Él es un imbécil... pero un imbécil guapo, tierno, atractivo, sexy, musculoso.... ¿Qué coño estoy diciendo? Camila tienes que volver en sí y poner los pies sobre la tierra o de lo contrario...

   Mis pensamientos fueron interrumpidos por fuertes golpes en la puerta de mi habitación, tocaban con tanta brusquedad que parecía que echarían la puerta abajo. Me levanté de la cama y al abrir las veo a ellas ¡Así es, a ellas, mis perversas y falsas hermanas! Enseguida intenté cerrar la puerta pero forcejearon empujándola hasta abrirla y pasar.

––Vaya vaya, pero si son mis traidoras hermanas ¿qué quieren? ––pregunté con voz seca y cortante, sin responderme ninguna, entraron sin que les diera permiso y se sentaron todas en la cama mirándome con cara de cachorrito tierno por lo que al estar parada frente a ellas crucé mis brazos y volteé mi rostro a un costado dándoles la señal que no les contaría nada  ––Ahora resulta que cuando las necesito me dan la espalda y sin embargo vienen de chismosas a que les diga qué sucedió entre Daniel y yo...

Rastros de Amor [Editando]Where stories live. Discover now