Capítulo 42: I Was Invisible To Everyone

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-¿De verdad? Pues debo decir que te felicito, no tengo duda de que aprobarás con creces- dijo Slughorn con orgullo, si sus inventos servían para algo, aprobaría como le había dicho a Harry. Lástima que no pudiera usarlos para aprobar su Maestría, no contarían. Sólo después de los exámenes escritos, cualquier cosa que creara contaría para aprobar su maestría en la comunidad de Pociones. Por otra parte, no era frecuente que alguien hiciera eso, que pudiera hacer eso, crear pociones antes del final de su aprendizaje. -¿Puedo preguntar por qué no has patentado tu nueva creación?- El hombre que había creado la poción original de Acónito, Damocles, había patentado la suya durante dos años. Después, cualquiera podía elaborarla, cuando por fin fue catalogada. No sólo eso, sino que había recibido la orden de Merlín, estaba realmente sorprendido de que la poción que había creado Harry no le hubiera valido una. Severus Snape había hecho modificaciones, que habían facilitado las transformaciones de los hombres lobo.

-Porque la gente la necesita ahora. No tengo tiempo para atender todas las peticiones que seguramente recibiría- dijo Harry con sinceridad, quizás después de la guerra empezaría a hacerlo. Ahora mismo el mundo necesitaba toda la ayuda posible.

-Muy cierto-, dijo Slughorn asintiendo con la cabeza, a juzgar por las peticiones que estaba recibiendo le iría bien. Tampoco era el único pocionista, sin duda Severus Snape había recibido su cuota de peticiones al respecto. San Mungo, por desgracia, no podía permitirse un maestro de Pociones como Severus, de ahí que se lo pidieran a él. -Ah, ya está-, exclamó habiendo encontrado lo que buscaba. Se lo entregó al adolescente, que había que reconocer que actuaba con más madurez que la mayoría de los adultos.

-Gracias, señor-, dijo Harry, antes de salir del despacho y del aula, ignorando las miradas curiosas que recibía. Mirando su horario, tenía el lunes, el martes y el miércoles en su horario. Evidentemente no habían podido meterlo en los dos días de nuevo, bueno eso apestaba. Hoy sólo estaba medio día, mañana era un día completo, y el miércoles sólo una clase por la tarde. Ahora mismo tenía transfiguración, por suerte no estaba muy lejos. Estaba en el primer piso, no muy lejos del despacho de McGonagall.

Harry subió los escalones a toda prisa, saltando de uno en particular, algo que hacían todos los alumnos mayores. El escalón te atrapaba en él, hundiendo tus pies directamente a través de él, si se te ocurría pararte en él. Pasó por delante del despacho de McGonagall, y tras otro trote llegó por fin a la clase de Transfiguración. Se detuvo fuera, recuperando la orientación y el aliento antes de llamar a la puerta y entrar.

-Siento llegar tarde profesora McGonagall, no he recibido mi horario y he tenido que recuperarlo del profesor Slughorn-, dijo Harry a modo de explicación. Se quedó junto a la puerta, después de cerrarla, esperando a que su profesora hablara.

-No hay problema, por qué no tomas asiento- dijo Minerva, reteniendo una sonrisa, era obvio para ella que había estado pasando mucho tiempo con Severus. Incluso empezaba a hablar como él, y sí, había hablado así durante sus años en Hogwarts. La mayoría de los profesores se dieron cuenta de que era porque Severus no tenía muchos amigos. Había estado rodeado de adultos tan a menudo que hablaba como ellos. La única amiga que había tenido durante cinco años había sido Lily, antes de meterse en el grupo equivocado. Aunque llegara tarde a menudo no había nada que hacer, Harry no se quedaba en Hogwarts, no era un estudiante de ninguna casa en particular ahora (aunque hubiera sido clasificado). Sólo asistía a unas pocas clases selectas, a las que por cierto no llevaba el uniforme de Hogwarts.

Harry asintió antes de tomar el único asiento disponible, que resultó ser el de al lado de Granger. A pesar de que se burlaban de ella desde hacía seis años, seguía teniendo la misma actitud molesta de sabelotodo. Se creía mejor que todos los demás, incluso que los profesores a veces los contradecían totalmente. Harry sólo podía esperar que se mantuviera callada durante esta clase, de lo contrario no sería responsable de sus actos.

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