Capítulo 10

6 1 5
                                    


Había luz del sol por todos lados, una ciudad se alzaba de manera hermosa, eran como lo que ahora conocemos como condominios, casas sobre casas, hacían parecer que eran pilares de madera muy altos y con deformaciones, pero eran casas con diferentes acabados y colores, aves que volaban libremente y se perdían entre la construcción, las personas transitaban de un lado al otro sin pasar de un cierto límite de la ciudad, detrás de ésta se podían divisar montañas con cumbres nevadas muy lejanas.

Los objetos que los chicos habían conseguido se habían esfumado, no había rastro de ellos, en cambio, había un grupo pequeño de personas que los miraban atentamente, había una chica que Samuel y Edward ya habían visto, era la chica de cabello rubio y túnica blanca, a su lado estaba una chica de piel morena y cabello rizado y castaño, ojos cafés, un poco más baja que Samuel pero con una postura que indicaba seguridad y liderazgo.

Había un señor de altura promedio al frente de ese grupo de personas - Samuel, Esteban, Sofía, Edward y Luis, bienvenidos a Mingzhi de tudi, yo soy Dáshi, el gran maestro - dijo el hombre cuando las rocas en las que se encontraban habían llegado a la "isla" y los chicos pudieron bajar, el señor era completamente calvo y con barba tupida, ya tenía arrugas por lo que significaba estaba entrado en años.

- ¿Cómo sabe nuestros nombres? - preguntó Roca.

- Samuel escribe seguido hablando de ustedes - dijo el hombre.

- ¿Le habla de nosotros? - preguntó Edward mirando a Samuel.

- Sí, nos cuenta de todo, me impresiona que se las arreglen para escapar de todos los líos en los que se meten 

- ¿Cómo has estado Sammy? - le preguntó la chica morena con una sonrisa.

- Hola Kat - dijo cortésmente Samuel pero sin muchas ganas de conversar con ella.

- ¿A qué vinieron? - preguntó el señor Dáshi dando la vuelta para empezar a caminar hacia la ciudad.

- Venimos a ver a Shú-zhu - explicó Samuel.

- ¿Sabe nuestros nombres pero no sabe a qué venimos? - preguntó Roca a Esteban en un murmullo para que Dáshi no escuchase.

- Luis, no soy mago ni adivino - contestó Dáshi - sólo sé lo que Samuel me ha dicho de ustedes; Shú-zhu está en una nueva biblioteca, es algo diferente a la que recuerdas tú Samuel.

Caminaron sin decir una palabra, pues todos menos Samuel estaban ocupados mirando a su alrededor y asombrándose de lo que veían, era como una ciudad de los grandes reinados de España, Francia, Gran Bretaña, pero a menor escala, en lugar de un reino era una ciudad, el comercio era diferente, no se pagaba con oro, sino que se intercambiaban objetos, libros, animales, incluso información.

Las calles eran coloridas, la mayor parte de las casas eran de madera, el único medio de transporte era a pie, no había carretas tiradas por caballos, burros u otro tipo de animal, todo se transportaba a pie y cargando.

Caminaron unas cuantas calles llegando casi al centro de la ciudad, mientras más se acercaban al centro los edificios se hacían más altos y no eran totalmente de madera, sino que había unos hechos de otros materiales como piedra, cuarzo, ladrillos, y otros desconocidos, la biblioteca era un edificio enorme, hecho de cuarzo pulido, con unas puertas de por lo menos cuatro metros de alto hechas de caoba y con una aldaba en cada puerta con forma de la cabeza de un pájaro sosteniendo una rama de la cual en los extremos salía la forma de herradura para tocar.

Dáshi entró a la biblioteca y espero a que los demás pasarán para cerrar la puerta tras de sí.

- Señor - le habló Edward a Dáshi - yo cerraré la puerta.

Esteban y Sofía. La flor imperial de Rashmil.Where stories live. Discover now