Capítulo 5

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- ¡Capitán!¡nos disparan!- gritó un tripulante.

Cerca de las tierras de Manróquia, El Valentía se enfrentaba a una orda de piratas que comenzaban a utilizar cañones para derribarlos.

- ¡Carajo! ¡Los ratones! - dijo Esteban mientras peleaba con un señor de barba frondosa - ¡Samuel!¡Los ratones!

- ¡Sí capitán! - gritó el mencionado desde su barco buscando esas pequeñas bombas mientras tomaba una resortera - ¡Los tengo!

- ¡Todos abandonen la nave!- gritó Esteban y los que quedaban en la tripulación del Valentía lanzaron arpones al barco contrario para que pudieran deslizarse, pues el barco enemigo era más grande - ¡Rápido!¡en marcha! - ordenó el capitán y comenzaron a moverse para alejarse de ese barco

- ¿Dónde está Sofía? - preguntó Edward a Esteban.

- ¿No está contigo? - preguntó en respuesta él capitán.

- ¿La vez cerca de mi? - preguntó Edward alzando los brazos extendidos como a quien la van a hacer una revisión para asegurarse que no lleve armas.

- ¡No de nuevo! - replicó el capitán.

- ¡Ya voy! - gritó Sofía desde el barco enemigo tomando unas boleadoras. Al ver esto los enemigos se empezaron a acercar lentamente a la chica.

- ¡Sofía!¡Deja esa cosa ahora! - gritó Esteban desesperado - ¡Den la vuelta! - ordenó.

- ¡No!- gritó ella declinado la orden de Esteban.

- ¡Sofía!¡Hazle caso al capitán! - le gritó Edward.

- ¡Yo también soy capitana!

- ¡Sofía suelta esa cosa! - volvió a ordenar Esteban.

- ¡No lo haré!¡tengan! - dijo arrojando las boleadoras, Edward las atrapó como pudo y Sofía corrió para tomar impulso y valerse de una cuerda atada a el mástil mayor, que usó para balancearse y llegar al Valentía.

- ¡Ahora Samuel! - gritó Esteban, y entonces Samuel empezó a disparar los ratones. Pequeñas bombas con forma de ratón que causaban un gran daño, las cuales arrojaron a los cañones del barco contrario provocando una explosión en cadena por la cantidad de pólvora.

- ¡¿Por qué lo hiciste?! - le gritó Esteban a Sofi tomándola de los brazos y sacudiéndola.

- ¡Hey cálmate! - dijo Sofía.

- Sofía, casi te perdemos - dijo Edward preocupado y molesto a la vez.

- Sí, pero no sucedió nada - dijo la chica soltándose del agarre de Esteban y tomando las boleadoras que tenia Edward - vengan, debemos ver esto, Edward, quédate aquí y avísanos si algo pasa, Roca y Samuel, acompáñenos - los cuatro fueron al camarote principal.

- Tuve que romper el mapa...

- ¿No habría sido más fácil guardarlo en algún lugar? - preguntó Esteban interrumpiendo a la chica.

- ¿Vez algún lugar donde pueda guardar esa cosa? - preguntó yendo unos pasos hacia atrás con los brazos extendidos, tal como lo había hecho Edward hacia unos momentos atrás.

- Sí - respondió él - al parecer las mujeres guardan sus cosas en...- dijo señalando su pecho haciendo que Sofía hiciera mueca de asco.

- ¡No! - dijo la chica con repulsión - ¡Eso es asqueroso!

- Bueno - dijo Esteban volteando a otro lado - entonces no. Aunque creo que es el lugar más seguro, nadie se atrevería a tocar... ahí.

- Como decía - prosiguió mientras cortaba las cuerdas y desenvolvía los papeles de las piedras- tengo el mapa de esa flor, pero creo que el viaje va a durar más de lo que teníamos pensado- dijo y estiró los pedazos de papel juntándolos delicadamente para que formaran un mapa.

Esteban y Sofía. La flor imperial de Rashmil.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora