Capitulo 1.

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CAPITULO 1

- ¿Seguro que quieres deshacerte de eso? - preguntó Escarlata a su hermana - A mi me encanta, con esos colores …

- Seguro - contestó Gabriel - no quiero nada de esa noche.

- Pero es tan bonito … - Escarlata soltó un suspiro.

Gabriel no la hizo caso y siguió chupando su piruleta en forma de corazón.

Estaban en una sala de espera para quitar tatuajes.

La mañana después de conocer al dempiro se había despertado en una habitación de hotel. Sola. Sin recordar nada de la noche anterior. Y con un tatuaje alrededor del tobillo derecho.

Seria bonito decir que fue una gran noche, pero de verdad que no recordaba nada de nada. Cuando la bola calló ella y el dempiro, del que ni siquiera sabia el nombre, habían compartido el beso más caliente que podía recordar. Ese beso fue una clara invitación de sexo salvaje. Normalmente habría aceptado la invitación, y claramente lo había hecho. Lo malo es que no tenia conocimiento de ello. Y eso la dejaba una gran sensación de vulnerabilidad .

Gabriel contempló su piruleta antes de metérsela a la boca. No era la primera vez que tenia sexo de una noche, pero esta vez se sentía humillada por alguna razón que no lograba entender. Quizá si recordase algo se sentiría mejor.

- Estas pensando de nuevo en él - canturreó Escarlata a su lado mientras ojeaba una revista de ropa interior

- ¿De verdad no sabes qué pasó conmigo esa noche?

Escarlata dejó la revista y se giró hacia su hermana.

- Ya te lo he dicho. Tu y el señor estoy-para-que-me-coman os comisteis el morro delante de todos y luego desaparecisteis. ¡Sin decir nada!- Escarlata se llevó una mano al pecho y se hizo la ofendida - Las ninfas estaban consternadas cuando no apareciste para participar en su orgía.

Gabriel no se sentía mejor con esa explicación que ya había escuchado montones de veces. Nunca nadie la había abadanado antes del amanecer. Y siempre había recordado todo lo que hacia.

Sinceramente no sabia que le dolía más, si que la hubiese dejado antes de que se despertase o que ella no recordara nada. Finalmente decidió que las dos cosas y se terminó su piruleta.

Después de un rato de silencio en el que ella se dedicó a mirarse los zapatos y Escarlata a tontear con el chico sentado a su lado, una puerta se abrió y la llamó.

Gabriel y su hermana se levantaron y avanzaron hacia allí, pero antes de eso Escarlata se entretuvo apuntando su número en el antebrazo del chico. Gabriel no pudo evitar una sonrisa. Su hermana nunca cambiaria. Vivía para pasárselo bien y su lema era “con un compañero de juegos todo es más divertido”.

Ya dentro de la consulta una simpática doctora le pidió que le mostrase el tatuaje. Cuando Gabriel lo dejó al descubierto la doctora se quedó mirándolo extrañada.

- ¡Qué maravilloso dibujo! ¿seguro que quieres quitarlo?

Gabriel bajó la vista hacia él. No era nada demasiado ostentoso, pero tenía que admitir que era realmente precioso. Era un diseño tribal, según ella creía. Pero en lugar de las típicas líneas negras ella tenia llamas formando el tatuaje. Eran tan reales que parecía que se movían si las mirabas fijamente.

- Si. Seguro que quiero.

La doctora seguía mirando el tatuaje con ojo crítico.

- Como quieras - en su voz se notaba la lástima que tenia de borrar un tatuaje así - pero me tienes que decir quién te lo hizo. Estoy dispuesta a pagar lo que sea por tener uno así.

El corazón de la brujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora