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El contrario sonrió con la emoción bastante evidente en su rostro al mismo tiempo que asentía dando a entender que no lo volvería a hacer. Su mejillas se tornaron de un color carmesí en el instante en que vio como el pelinegro le mostraba una sonrisa calmada.

Nunca se habría imaginado que la sonrisa de aquel hombre fuese tan linda y tranquilizante.

Wooyoung abrió el bote de helado y comenzó a servir un poco en uno de los tazones de plástico con ayuda de una cuchara. Mientras hacía eso podía sentir la intensa mirada del mayor sobre él, pero no se sentía incómodo con ello, sino más bien, se sentía bien con eso. Al menos el mayor estaba enfocado en algo que no fuesen sus problemas.

Minutos después comenzaron a comer en silencio, era así hasta que el pelinegro comenzó a hacer preguntas, no era muy sociable por los que sus preguntas eran muy directas.

—Explícame algo —. Habló el mayor llamando la atención del contrario que aún se encontraba comiendo en silencio. —¿Por qué pediste este trabajo? —. Preguntó con voz seria.

El menor terminó lo que tenía en la boca y colocó su tazón sobre el escritorio mientras un semblante de tristeza se formaba en su rostro.

—Yo... Bueno, mi madre... Mi madre comenzó a enfermar hace un año, cuando yo aún estaba en la universidad por lo que no podía hacer nada. Pasaron los meses y me gradué, así que tomé la decisión de ayudarla con los gastos de la casa. Hace un par de meses ella empeoró bastante y... Me vi en la necesidad de encontrar un trabajo pronto pues no quería que ella siguiera saliendo de casa tan temprano para luego llegar tarde a casa —. Sinceró con voz entre cortada. —La respuesta a su pregunta es... Porque mi madre esta enferma y tengo que cuidar de ella. Sólo por eso —. Confesó con la mirada en el suelo.

El pelinegro frunció el ceño al mismo tiempo que se cruzaba de brazos mientras asentía lentamente analizando lo dicho por el menor.

—¿Por qué le mentiste a Mingi? —. Cuestionó, el contrario lo miró con duda. —Ashhh, al señor Song —. Aclaró.

—No quería mentir pero... No pude evitarlo, estaba tan nervioso en ese instante que dije lo primero que se me ocurrió —. Confesó aún con la mirada baja.

Wooyoung estaba empezando a sentir nervios por lo que se puso a jugar con sus dedos torpemente.

—lo lamento mucho —. Murmuró con un poco de dificultad.

Un nudo se había formado en su garganta impidiendo que hablará bien.

—Por lo visto no leíste el reglamento, uno de los puntos dice que nunca debes decir una sola mentira sin importar la circunstancia —. Aclaró el mayor observando como el cuerpo del contrario se ponía tenso.

—Jefe Ch...

—Dado que ya me dijiste la verdad, olvidaremos lo ocurrido. Pero si vuelves a decir otra mentira, ten por seguro que quedarás despedido y eso es algo que no te conviene ni a ti, ni a tu madre —. Aseguró con tono seco.

El menor había tomado esa advertencia como una simple amenaza. Bien sabía que su jefe no estaba jugando ni haciendo una broma ya que su semblante estaba serio, borrando el rastro de la sonrisa que a penas se había formado en sus labios.

Era desafortunado.

—No lo... No lo volveré a hacer jefe Choi —. Sinceró sin mirarlo a los ojos.

De alguna manera un ligero miedo se fue apoderando de su cuerpo con tan solo pensar en que ya no podría ayudar a su madre si perdía su único trabajo. No deseaba que la mujer sufriera o sintiera presión alguna por las deudas que tenía encima.

Lo intenté // SanwooWhere stories live. Discover now