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La búsqueda en la Ciudad Escondida fue de todo menos agradable. April y los tres hermanos pasaron horas buscando a Donatello. En vano, hay que decir.

Quedaron exhaustos, estaban acostumbrados a pelear y a hacer patrullas sí, pero los nervios y preocupación también gastaron una gran cantidad de energía en ellos.

April los estuvo ayudando la mayor parte de la noche, las tortugas descubrieron que era de madrugada cuando un mensaje preocupado y demandante a que volviera a casa le llegó a April. Cortesía de sus padres.

A quien los hermanos tuvieron que obligar a ir, April estaba horriblemente preocupada, el peso de la culpa añadido en sus hombros, y se rehusaba a dejarlos solos buscando.

Una vez que convencieron a April a irse a casa, las tortugas siguieron buscando por un par de horas. A ese punto Mikey ya casi caía dormido en la misma calle, seguido de Raph y Leo sin dudas.

Por lo que, a su pesar, se vieron obligados a volver. Además, habían mirado prácticamente toda la Ciudad. Bueno, excepto las áreas rurales, pero Donnie nunca iría allí, por lo que las quitaron de las opciones. Esto reducía las zonas de búsqueda de forma considerable, algo preocupante y calmante al mismo tiempo.

En el camino a casa estuvieron pensando a qué otros lugares podría haber ido Donnie o, si fue secuestrado, quién le había secuestrado. Ellos solo esperaban solucionar esto rápido y olvidarlo.

Leonardo, quien más visitas realizó a la Ciudad Escondida, estaba pensando en otras zonas que él haya visto o escuchado hablar. Él ha estado más entre las zonas altas y las peligrosas, y estaba seguro que había mucho más por ver.

Pero buscar por toda la Ciudad Escondida también le sonaba a una idea loca y muy difícil de realizar, incluso más si el propósito es encontrar a alguien. Donatello podría moverse de sitio en cualquier momento y todo su esfuerzo no tendría sentido entonces.

Decir que Leo estaba altamente molesto con esto no alcanzaba a explicar lo suficiente.

Por otra parte, Mikey estaba preocupado por el estado de Donatello, a diferencia de Leonardo. Claro que Leo se preocupó de eso, pero también pensaba que encontrarle lo antes posible evitaría graves daños.

La mente de Mikey rondaba con todo tipo de situaciones. Escenarios sobre su hermano. Y ninguna de ellas dejaban una buena sensación. Michael se comía a nervios, ansioso por que su hermano estuviera sano y salvo.

Solo que los pensamientos negativos no dejaban espacio a algo así.

Mikey también intentó razonar, pensar en qué otras cosas podrían hacer para encontrar a Donatello más rápido. Él quería buscar en la superficie ahora, allí habían más sitios a los que Donnie sí estaría interesado de ir. No en la Ciudad Escondida, donde la magia reinaba y aquello desesperada al científico.

Y Michael conocía a su hermano. Él sabía que Donnie no rondaría por la Ciudad, amaba su laboratorio y a su familia, incluso cuando lo negaba. El único potencial de secuestrador en el que Mikey podía pensar eran aquellos Purple Dragons que le habían causado tantos problemas a su hermano.

Pero eran adolescentes, no serían capaces de hacer algo así,¿Verdad?

Mikey prefería pensar mil veces más de que sí serían capaces, las otras opciones lo asustaban. Si el secuestrador ni siquiera conocía a Donnie, quién sabe qué tipo de locuras ama este hacer con sus víctimas. Sí, definitivamente se quedaba con los Purple Dragons.

Y la mezcla que tanto Leo como Mikey estaba teniendo estresaban en grandes niveles a Raphael. Este tenía frenéticos pensamientos corriendo por su mente, ninguno centrado de forma concreta, pero todos eran sobre Donatello.

Half SoulWhere stories live. Discover now