The rescued omega (Steter)

Capítulo final

La pareja disfrutaron del siguiente día juntos, tanto Peter como Stiles se dedicaron a pasear para relajarse. Aunque la ilusión de Peter iba más allá de estar pasando el día con Stiles. La emoción de Peter se debía a lo que pasaría esa noche, a como su venganza se cumpliría. Por sádico que sonara tenía ganas de sentir las sangre de esos Alphas escurrir por sus manos. Por ese mismo motivo, y con  arrepentimiento, puso una pequeña dosis de medicina para dormir en la cena de Stiles, debía asegurarse de que él no le impidiera conseguir eso. Cuando Stiles cayó dormido en la cama Peter lo tapó y bajó a la recepción donde el beta le dio unas llaves y la lista. Peter le sonrió antes de salir encontrándose la maravillosa autocaravana en el aparcamiento. Subió y condujo hasta el aparcamiento de esa discoteca, esa noche estaba cerrada ya que era un día laborable, así que no debía preocuparse por nada. Aparcó y pasó a la zona de atrás cubriéndolo todo con plástico para que no se manchara nada. Cuando acabó cogió las bridas y el sedante para animales que había pedido. Sonrió cogiendo ambas agujas y guardándoselas en las mangas antes de salir y apoyarse en la autocaravana esperando por eso dos gilipollas.

El coche, que aun le daba pesadillas a Peter, se detuvo delante de él y, aunque intentó aparentar normalidad, le fue difícil mostrarse tranquilo. Sobre todo cuando ambos Alphas salieron con una sonrisa burlona en la cara. Peter miró alrededor asegurándose de que no había nadie antes de acercarse a ellos y clavar las agujas en sus cuellos, ambos lo miraron sorprendido mientras la droga iba haciendo efecto. Peter cogió los dos cuerpos sin problemas y los metió dentro antes de poner una brida en las manos y las piernas. Peter se sentó mientras sacaba y escondía sus garras. Esperaría a que estos se despertaran y después haría lo que había querido hacer desde que lo había dejado tirado en ese mismo aparcamiento.

Ambos se despertaron a la vez mirándolo todo asustados, Peter sonrió levantándose y acercándose a ellos, que estaban sentados en uno de los sofás, mientras ponía sus ojos de hombre lobo. Las garras de Peter se clavaron en el hombro del primer hombre antes de bajarla hasta la cadera rasgando todo lo que pudo a su paso, este gritó lleno de dolor mientras intentaba liberarse del agarre de Peter. Peter se separó para contemplar su trabajo antes de sentir orgulloso y caminar hacia el otro que lloraba mientras sus ojos de Alpha parpadeaban.

- Miraros dais penas.- Dijo Peter arrodillándose con una sonrisa ligeramente sádica delante del hombre que lloraba.- Sois capaces de violar a un omega borracho, pero os ponéis a llorar cuando alguien os hace un poco de daño.- Dijo Peter mirando al otro hombre que seguía desangrándose mientras respiraba de forma irregular, Peter se rio negando mirando al que aun no estaba herido.- Desde que me dejasteis aquí tirado he tenido ganas de sentir vuestra sangre en mis manos.- Susurró acercándose al Alpha y acariciándole el cuello, donde la carótida latía con violencia.- Sino fuera por mi manada aun seria esa mierda temblorosa que creasteis.- Dijo cogiéndole de las mejillas y clavando ahí las garras.- Y gracias a vuestra mierda de existencia he podido encontrar a mi Alpha y a unos cachorros que me aman como si fuera su madre biológica.- Dijo Peter mientras le arrancaba la boca al Alpha, ese era él que le había marcado. Vio el terror en los ojos del hombre mientras su cuerpo entraba en estado de shock por el dolor, eso provocó a Peter un jadeara de satisfacción mientras que un escalofrío recorrió todo su cuerpo.- Espero que el invierno sea cálido.- Dijo antes de rajar la garganta de este con un movimiento limpio, notando algunas gotas de sangre salpicar su cara. Su mirada fue hacia otro hombre, el que se había encargado de dañarlo al punto de dejarlo desangrándose en el aparcamiento, esté todavía respiraba y lo miraba todo atento.

- Tu no...- El hombre hizo una mueca de dolor.- No eres un omega normal.- Peter se rio arrodillándose a su lado mientras metía la mano en una de las incisiones de sus garras y llevaba su mano al corazón del hombre, notando como este latía con ferocidad.