Epílogo

96 7 5
                                    

Narra ____

Hay veces que cuando algo empieza simplemente te dejas llevar y vas improvisando sobre la marcha, a veces, simplemente cierras los ojos y aprietas los puños fuertemente deseando que todo vaya bien, pero nunca lo sabes. La vida no es un camino recto, donde tienes baldosas amarillas y al final puedes ver el gran triunfo, sino que en mitad del camino hay una montaña, y debes rodearla, hay un lago, y debes cruzarlo, se cruzan personas con las que no esperabas encontrarte y que te pondrán muy difícil el llegar a tu objetivo. Solo si de verdad lo deseas y luchas por ello, llegarás al final de las baldosas amarillas.

Bueno, exactamente mi camino no tenía baldosas amarillas, discutimos si serían blancas o de otro color. Mi gran montaña fue irme de Irlanda, mi lago fue la nueva vida en Londres, Elliot fue la persona que me dificultó llegar al final.
Esta vez, mi camino no tenía balsosas, sino una alfombra blanca sobre la tierra, y al final de ella: mi destino. Y recordé el día que acepté estar allí.

Niall seguía arrodillado y me penetraba con la mirada. Mi voz, si alguna vez había pertenecido a mi cuerpo, ya no estaba en él. Mi boca se había quedado ligeramente abierta y sentía una opresión en el pecho. Mi cabeza pensaba: SI SI SI, pero no podía reaccionar. Tenía miedo de que retirara su oferta debido a la falta de respuesta. Una pequeña arruga se formó en la frente de Niall.

-____- el chico se puso de pie. Moví la boca murmurando un sí que no emitió sonido. Niall cerró los ojos y guardó la caja. "Sí quiero Niall", moví la boca de nuevo pero por alguna extraña razón mis cuerdas vocales no respondían.

-Te quiero- murmuró Niall, me dio un beso en la frente y se dio la vuelta. Intenté agarrarle pero echó a andar cabizbajo y mis dedos solo rozaron su abrigo. "¡Niall!" gritaba mi interior. "No, no" cerré los ojos y busqué mi voz en mi interior. "No, Niall"

-No...- conseguí murmurar- Niall...- dije más alto- ¡Niall!- grité pero estaba muy lejos y no me oyó.

Se estaba yendo, se alejaba de mi e incluso viendo solo la espalda se podía ver su enorme pesar y decepción. "Se está yendo"

Jamás descubriré como conseguí hacer aquello, tal vez fue mi dolor al verle marchar, pero proferí un grito de mi garganta como nunca me había oído.

-¡NIALL!- Él ya estaba al final del puente, pero paró y se giró.
Mi voz había retumbado por todas partes y mi pulso estaba acelerado. Y eché a correr. Hacía frío pero mi cuerpo estaba por lo menos a 39 grados. Llegué a su lado y con las mejillas encendidas la agarré la mano.

-Niall, quiero casarme contigo- susurré.

-¿Seguro ____?- dijo Niall alzando el rostro de nuevo.

-Por favor, cuando lo has dicho,- dije recuperando el control de mi propio cuerpo- me he quedado paralizada, no era capaz de moverme, pero todas mis terminaciones nerviosas gritaban: sí, quiero casarme, Niall.

El chico sonrió y me cogió la cara con ambas manos. Me acercó a su cuerpo y me besó. Era un beso completamente diferente en comparación con los que nos habíamos dado hasta ese momento. El beso era seguro, rápido, efusivo, él decía: eres mía, y yo decía: eres mío. Y nada podría cambiarlo.

Cuando nos separamos, tras un largo beso, volvió a sacar la caja y sacó el anillo de ella.

-____ Horan... la verdad es que suena bastante bien- colocó el anillo en mi dedo anular y sonreí sin apartar la vista de sus ojos.

-Te amo Niall- dije. Él apoyó su frente contra la mía, como siempre hacía y arrimó mi cadera a la suya.

-Te amo ____.

Cuando las luces se apagan...Where stories live. Discover now