Capitulo 32: Wakening Up, Sirius and Nick Repair Their Relationship

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-¿Hay algo más que Dobby pueda hacer por la señora Eileen?- preguntó Dobby dando un paso atrás, al ver que ella era capaz de comer por sí misma. Eso entusiasmó a Dobby; significaba que su amable ama estaría bien. No es que tuviera muchas dudas, el amo Severus era muy conocido en la comunidad mágica, incluso para los elfos domésticos. Ellos oían y veían cosas que nadie veía, porque a nadie le importaba la presencia de los elfos domésticos. Aunque Dobby se estaba dando cuenta de que a esta familia sí le importaba. Al menos su amo Harry lo hacía, sin él Dobby sabía que Narcissa Malfoy lo habría matado. Al fin y al cabo había traicionado a la familia, y es lo que les pasaba a los elfos domésticos deshonrados. Se les cortaba la cabeza y se les ponía con los demás elfos domésticos -había muchos en la Mansión Malfoy- para recordarles lo "poco misericordiosos" que eran, como le gustaba decir a Lucius. En opinión de Dobby, Lucius Malfoy estaba justo donde debía estar. Azkaban y Dobby no pudo evitar pensar con maldad que esperaba que el rubio muriera allí.

-Me bañaré yo misma Dobby, si puedes ¿podrían tú y Saff poner ropa de cama nueva y darle la vuelta?- dijo Eileen.

-Por supuesto ama Eileen- dijo Dobby saliendo, ya recogiendo ropa de cama fresca, limpia y planchada para cuando la necesitara.

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Unas horas más tarde, Eileen estaba realmente muy cómoda, con una pijama nueva, ropa de cama nueva y limpia de su baño. Aunque le había costado mucho, se dio cuenta de que no iba a ser una solución fácil; debía estar muy mal. Las pociones podían ayudar a casi todo de inmediato, a menos que el cuerpo no estuviera en buena forma. Se dio cuenta de que obviamente no lo estaba, había perdido mucho peso, así que tardaría unas semanas en recuperarse.

Dio un respingo cuando Harry entró saltando por la puerta de su habitación, con sus ojos verdes llenos de preocupación y aprensión. Le sonrió dulcemente, viendo cómo la tensión se desprendía de cada molécula de su cuerpo. -¿Cómo te sientes?-, le preguntó con su atención centrada únicamente en ella.

-Mucho mejor, ¿cómo estás muchacho?- preguntó Eileen palmeando el lado de su cama, queriendo que Harry se sentara en lugar de revolotear.

-¿Sin enfermedades ni dolores?- preguntó Harry.

-No hay enfermedad, pero sí algunos grados de dolor, pero creo que puede tener más que ver conmigo que con la poción-, dijo Eileen, acariciando el brazo de Harry. Tenía que decir la verdad; Harry quería publicar la Poción, sin duda. Así que ella había sido su sujeto de prueba para ésta, Harry había sido su propio sujeto de prueba para su primera Poción inventada.

-¿Has tomado una Poción?- preguntó Harry dispuesto a llamar a Dobby.

-La tengo, no te preocupes tanto-, dijo Eileen. ¿Quién iba a pensar que su vida acabaría así? Ella no lo había pensado. Desde luego, era mejor que cualquier cosa que hubiera podido soñar.

Harry suspiró aliviado, finalmente convencido de que Eileen estaba realmente bien, había sobrevivido y realmente iba a estar bien. Acercó a la frágil mujer mayor en un abrazo, cerrando los ojos de pura felicidad. Los gruñidos de su estómago hicieron que Harry se apartara tímidamente. Estaba hambriento y su estómago le decía que ya había tenido suficiente, que quería comida y que la quería ahora. Eileen rió suavemente, su cara se iluminó de diversión, por primera vez desde que empezó a enfermar.

-¿Dobby?- preguntó Eileen.

-¿Sí ama Eileen?- preguntó Dobby apareciendo.

-¿Puedes traernos algo de comer?- preguntó Eileen.

-Sí señora-, dijo Dobby apareciendo.

Eileen comenzó a mirar a Harry preguntándose qué sentía por su hijo, no iba a intentar juntarlos para que su hijo se sintiera amargamente decepcionado. No como había estado con esa horrible chica, no, era una mujer horrible. ¿Estaba mal que la llamara así cuando ella misma no había sido una madre modelo? Posiblemente, pero al menos nunca había ignorado a su hijo. Peor aún... ¿se equivocaba al alegrarse ligeramente de que Lily lo hiciera? Porque si Harry hubiera querido a sus padres no sería el hombre que era hoy. Harry nunca habría querido trabajar en su tienda, nunca se habría convertido en una parte cotidiana de su vida, y eventualmente de la vida de ella y de su hijo. Supuso que no tenía sentido sentirse culpable por sus pensamientos, habían sucedido, nada podía cambiarlos, incluso si pudiera no quería ni quería hacerlo. Tenía que ser cuidadosa con esto, ver cómo se sentía Harry primero antes de planear algo. Su hijo era lo más importante en su vida, y no iba a verlo con el corazón roto.

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