MEANT TO BE [MARK SLOAN] [GREY'S ANATOMY]

18

JUEVES 9:15 p.m.

Me taladra, Wyatt me taladra com su problema en el trabajo, bueno, para él es un problema, yo creo que no es un problemón qur uno de sus asistentes le haya traído espaguetis con mozarella para comer en vez de con parmesano.

Cada día que nos vemos me explica tonterías como esas, nos vemos casi todos los días, lo hago para mantener distancias con Mark, ya no me lleva al trabajo o a casa, Wyatt siempre me viene a buscar después de que él acabe y para venir por la mañana cojo el autobús o camino.

Sloan y yo hablamos pero solo cuando tengo descansos y estoy en su servicio. Creo que le provocó crisis al sobrepasarme con el tema de Lexie y después del casi beso no quiero que las cosas vayan a más. Él intenta acercarse pero siempre escapo además de que Derek intenta que no me pongan com él.

¿Excesivo?

Puede.

Pero Mark necesita recomponerse y para mi yo soy uno de los impedimentos para que vuelva a ser el de antes o algo parecido.

— ¿Puedes creer que encima me lo he tenido que comer?— Lo miro un segundo volviendo a la realidad.— No ha tenido la decencia de ir a por otra ración y esta con parmesano.— ¿Me estás escuchando?

— Si, si, si. No querías espaguetis con mozarella, pero te los ha traído en vez de con parmesano le has gritado y no te ha traído lo que pediste.— Le resumo lo que él me ha contado en treinta minutos de trayectos. Pero al menos ya estoy en casa. Me desabrocho el cinturón y cuando tengo la mano en la manilla él me para.

— ¿Puedo subir? Hace mucho que...

— He tenido un día largo, Wyatt.— Le digo aunque ha pasado completamente de mi cuando he querido desahogarme con los problemas de hoy.

Necesitaba decírselo a alguien pero se ve que el problema de la mozarella era más urgente que el que se haya muerto una niña de catorce años delante mío derrepente. Igual que toda la semana sus supuestos problemas han sido más importantes que los míos. No quiero decir que solo deba contarle lo mío, el me cuantae suyo y yo le cuento el mío y al revés, pero en cuanto empiezo ha hablar me corta.

No me be podido descargar con nadie salvo Derek y creo que lo estoy saturando al pobre. Pero necesito decírselo a alguien fuera de mi trabajo y que no entren en conflicto sus ideas médicas.

— Pero...

— Tienes dos manos.— Le digo y salgo del coche.— No me recojas mañana.— Cierro la puerta.

— ¡¿Otro de tus berrinches?!— Me grita cuando baja la ventanilla del lado del copiloto.— ¡Tengo problemas más importantes que tu!

— ¡Si, claro! ¡Que tu padre no te dé el dinero para un nuevo Lamborghini es un gran problema! ¡O que te traigan los espaguetis con mozarella en vez de con parmesano!— Ironizo y me giro dándole la espalda. Escucho como se va a gran velocidad.

Quiero beberme una cerveza viendo una serie, pero como siempre voy ha tardar tanto en ponerlo, por los malditos anuncios de la página pirata, que me voy ha aburrir de intentarlo y al final acabaré en mi cama dorida enfadada con el portatil.

— ¡Arya!— Apoyo mi cabeza en la puerta del portal. No puede ser. Se va uno y viene el otro. No quiero más tensión, llevo una muy mala semana.

— Ahora no Mark.— Le pido.

— Sé lo que ha pasado hoy.— Me giro a verlo.— Sé lo de Hayley.

— Quiero estar tanquila, Mark.— Me mira y se acerca a mi.— Quiero estar sola.

— Pero no necesitas estar sola.— Suspira.

— Se lo que es mejor para misma, así que si digo que quiero estar sola, es que quiero estar sola y es mi decisión.— Digo rotundamente.

— Vale. Pues mi decisión es subir contigo y hacer que te desahogues conmigo porque no pienso permitir que te hundas como Derek lo hizo una vez y como lo estoy yo. ¿Si?— Me para antes de que pueda decir algo.— Es mi decisión.

— No me voy a hundir.

— Le habías cogido cariño a esa niña, claro que te vas a hundir y nunca te vas a olvidar de ella.— Sentencia.

MARTES 9:30 a.m. Hospital Seattle Grace

Según J.J. voy ha ganar pediatría, pero no lo creo, no es que odie a los niños ni mucho menos, tengo dos sobrinas y tres sobrinos, estoy acostumbrada a los niños, lo que no me gusta de pediatría es que hay niños terminales, apunto de morir.

Todos morimos, pero cuando muere un niño, una niña o un bebé, a mi, se me hace más triste, esa personita no ha podido crecer, ir a la universidad, arañar el coche de sus padres aprendiendo a conducir, no han conocido el amor no familiar, o la satisfacción que te da el poder mantenerte solo, no han podido trabajar... Simplemente su vida se ha basado, en muchos casos, a estar de hospital en hospital y ya.

La parte buena de estar en pediatría es que no estoy con Arizona o Karev solo, también estoy con Derek, así que es un punto a favor. En realidad estoy con Shepherd, pero como tiene un caso en pediatría me han colocado allí.

— Estas nerviosa.— Miro a Derek que para antes de llegar al ala.

— No.

— No preguntaba.— Hago una mueca.— Son niños, no demonios.

— No estoy nerviosa por eso. Tengo sobrios ¿recuerdas? Me gustan los niños, lo que me pone nerviosa es verlos terminales.— Me mira a los ojos, parece comprenderme.— No tendremos que abrirle el craneo a un bebé de dos años ¿no?

— No, es una adolescente.— Me da su historia.— Haber si empiezas a leerte las historias antes de llegar a la habitación.

— Si no me las dieras en el ascensor llendo hacia la habitación de los pacientes al lo mejor lo haría. Además, me gusta más como tu lo cuentas.— Sonrie un poco.

— No me pelotees. Vas a leerte las historias de nuestros pacientes apartir de ahora.— Sentencia.

— ¿Nuestros pacientes?— Pregunto ilusionada.

— Si puedo pedir que no te pongan en otro servicio lo haré.— Sonrio.— Pero no te ilusiones, Callie y Mark quieren que vayas a los suyos.— Dice empezando a caminar hacia la habitación.

— Romper algún hueso de vez en cuando no está mal...— Murmuro para mi misma siguiéndome ya que me había parado para leer por encima el caso.

— Te he oído.— Hago una mueca.— No tontea con otras especialidades.— Sonrio sin que me vea, esta de espaldas. Solo quiere que esté en neuro.

¡Ole! ¡Ole! ¡Ole! ¡Los caracoles!