Capítulo 29: Nick feels guilty for the first time

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Harry estaba tirado en su cama, rodeado de libros y con nada más que un polo y unos calzoncillos puestos. Una reacción muy inapropiada le recorrió, pero la ignoró por completo. Harry era lo suficientemente joven como para ser su alumno, era su alumno de hecho, y no le gustaban los niños pequeños, muchas gracias. No pudo evitar notar que Harry ya no era exactamente... un niño pequeño. El polo que tenía puesto, le estaba quedando bastante pequeño, Severus vio las cicatrices que aún marcaban el pecho de Harry. Sabía que eso molestaba al joven, más de lo que debería. Él tenía su propia cuota de cicatrices, y no le importaban. Sabía que llegaría un momento en el que Harry no sería tan consciente de ellas. Irritado consigo mismo y con sus pensamientos, utilizó un hechizo para retirar los libros y colocarlos ordenadamente en su mesita de noche. Levantó a Harry, movió las mantas con las manos y lo acurrucó. Parecía que no iba a necesitar la poción para dormir sin sueños después de todo. Dejó una vela encendida, sabiendo que era seguro hacerlo: no se apagaban ni quemaban las cosas y punto. También puso la poción justo al lado, así que si Harry se despertaba, la vería sin problemas. Con suerte el chico la tomaría; realmente quería ayudarlo. Si no estaba dispuesto a hablar de las pesadillas, Severus podría al menos asegurarse de que durmiera sin ellas de vez en cuando.

Mientras salía, vio una foto en la mesita de noche, y no sabía cómo Harry había conseguido una foto suya: no había visto ninguna cámara. Sin embargo, ahí estaba, una foto de él, Eileen y Harry juntos tomando chocolate caliente. Parecían muy felices; Severus no estaba acostumbrado a verse así. Por otra parte, él tampoco estaba acostumbrado a que le hicieran fotos. Eso hizo que un cálido resplandor se instalara en su estómago, se sintió como si pudiera caminar en el aire. Harry los quería de verdad; lo habían elegido por encima de James Potter y Lily Evans. Él era mejor persona que Potter, lo había sabido, pero realmente se dio cuenta en ese momento. Era mejor hombre que James Potter. Una sonrisa siniestra se apoderó de sus rasgos; era todo lo que había deseado desde que era un niño. Ser elegido por encima de James Potter, ser considerado mejor que él. Sabía que no lo era a los ojos de Dumbledore, sólo por Nick Potter, pero sí en los de Harry. Salió de la habitación y la cerró en silencio, sin querer despertar al adolescente dormido. Al menos ahora Harry tendría la oportunidad de relajarse al ser Navidad.

-Hola hijo-, dijo Eileen sorprendida de verlo mientras se dirigía a su propia cama, con una taza de chocolate caliente en la mano.

-Está durmiendo, le he puesto una poción para dormir en su mesita de noche, así que espero que tenga un buen sueño- dijo Severus suavemente en explicación aunque Eileen no había dicho nada.

-¿Cómo le va como aprendiz, sin embargo, Severus?- preguntó Eileen con curiosidad, allí de pie, en camisón, sus ojos de ónix, que había dado a su hijo, brillaban de orgullo por sus dos hijos. No se había equivocado al volver; estaba teniendo la oportunidad de crear nuevos recuerdos de la Mansión Prince.

-Superando mis expectativas-, dijo Severus sonriendo irónicamente.

Eileen sonrió positivamente con orgullo y asombro.

-Si sigue así, terminará su aprendizaje en menos de dos años. Me quitará el título de maestro de pociones más joven de Gran Bretaña, en más de un sentido- dijo Severus. Tendría dieciséis años, a punto de cumplir diecisiete, cuando terminara su aprendizaje si seguía así. Sería el más joven en ese sentido, y también sería el más rápido en terminar. Había completado su maestría en dos años y tres meses, tenía la sensación de que Harry terminaría mucho antes que él. Por otra parte, tenía la preocupación de Voldemort, el espionaje y Dumbledore, además de su aprendizaje. Si hubiera podido concentrarse únicamente en sus pociones, habría terminado antes.

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