¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— ¿Nayra?, ¿Estas viva o te comieron la lengua los ratones?
El shock que estaban sintiendo ambas féminas en ese momento, se sobrepasaba a los niveles generales y normales que cualquier persona podría sentir en un estado de conmoción tan grande como el que ellas estaban atravesando. Aunque la que más lo padecía, era la familiar del hombre que hablaba a través del teléfono, el cual aún no estaba tomando consciencia ni sería capaz de comprender lo que sus ojos atestiguaron minutos antes en el hospital Greendale.
Y la verdad es que era difícil de explicar, pero estaban acorraladas en su deber de no dejarlo a la deriva o que llegara hasta ellas por sí solo. Sintiéndose con la obligación de pedirle — al menos eso cruzaba en la mente de la forense, sin siquiera debatirlo con su amiga — que se resguardara en algún lugar hasta que sus presencias se hicieran visibles en el campo visual del visitante ingenuo.
Angustiada, Nayra tomo riendas y sostuvo con fuerza su teléfono. Intentando traspasar con saliva ese nudo que le atormentaba en la garganta mientras se aguantaba sus ganas de llorar ante el peligro desconocido al que se enfrentaba su hermano mayor, siendo el único apoyo para salvarlo, el sonido de su voz indicándole todo lo que tenía planeado.
— Shane, escúchame... y quiero que seas muy atento —le rogo, cerrando los ojos con fuerza mientras apretaba los labios por al menos unos segundos— cúbrete la boca y la nariz con alguna prenda o pañuelo que tengas, y corre hasta el baño de hombres para encerrarte en un cubículo, apenas llegue te avisare por teléfono.
Ella ya se imaginaba que el moreno estaría del otro lado sintiéndose extraño y hasta tomándose en forma de chiste lo que le estaba ordenando. Pues lo cierto era que no se equivocaba, debido a que una risa se destello del otro lado, provocando que los nervios se le aumentaran el doble y le pidiera a su amiga a través de un gesto que tomara su celular; siendo su siguiente acción, la de encender el automóvil nuevamente para acelerar a toda marcha y salir de inmediato hasta el aeropuerto.
— ¿¡Pero que te sucede, niña!? ¿Acaso quieres jugarme una broma o qué?
Un suspiro pesado se atrevió a salir de las narices de la castaña. Molesta, golpeo el volate para sostenerlo con las manos casi apretando la goma ante la actitud estúpida que estaba conteniendo el contrario.
— ¡Idiota!
La oficial sostuvo por un momento el teléfono en sus manos sin tener idea alguna de qué hacer con el mismo. Observó de un rápido vistazo a la mujer al volante, viendo como el patrón de los hermanos se repetía ya a raja tabla. Era extraño que no se elevaran sus voces al entablar una conversación relativamente decente. La presencia de Shane no era algo que la pobre Maho disfrutara de manera placentera. Walker siempre le abría los brazos a cualquiera que tenga ganado el corazón de su querida Nayra, pero su hermano era una de las pocas excepciones a la regla.
Se volvió en dirección al teléfono, el cual mostraba como el contador numérico ascendía segundo a segundo: la llamada seguía en curso, lo cual venía estrechamente de una posible interacción por parte de la uniformada. Esta se llevó el aparato hasta su oído derecho, pegándolo a su piel como si su vida dependiera de aquello.
