-Fue hace mucho...- Hizo un puchero al recordar lo avergonzada que estaba de su actuar.

-Entonces, ¿te suelto?- Comenzó a soltarle la mano.

-¡No!- Gritó ella una vez más al sentir como este jalaba el brazo para soltarse.

-Ya no le tienes miedo, te voy a soltar- Aguantando la risa seguía intentando alejar su brazo de ella.

-¡No!- Ordenó ella con un tono casi molesto.

Dejo de jalar y debido a esto chocaron sus cuerpos.

-No te voy a soltar- Su voz sono tan cálida que casi sintió como las piernas le fallaban y su corazón latia cada vez más rápido.

Mientras caminaban buscando debajo de rocas y grietas, la peliazul no puedo evitar recordar todos esos lindos momentos que había disfrutado con su azabache.

Desde ir a los entrenamientos dandolo todo hasta las llamadas en la madrugada simplemente para hablar.

No podía odiarlo a pesar de haber olvidado su cita, por eso ella lo había perdonado al instante.

Sabía que él no tenía nada más que una amistad con la Haruno pero de todas formas, la sentía más adelante y más cerca del corazón de Sasuke que ella.

-¿Estas bien? Hace rato no hablas- Preguntó el Uchiha confundido.

-S-sí, solo me concentro- Él no la podía ver pero ella era tan fácil de leer que sabía de su usual sonrojo.

El por su lado se sentía en plena paz al tomar su mano. Ella era como un muro que lo sostenía y le daba fuerzas para muchas cosas, posiblemente sin ella ni siquiera hubiera logrado operarse.

Se dio cuenta de los sentimientos que tenía para esa ojiluna pero... no era correcto decirle después de lo que él le hizo. Confesarle aquello probablemente solo la alejaría, lo más seguro es que ella ya no tuviera los mismos sentimientos que hace casi 3 años.

-Salgan- Ordeno Kakashi sensei y poco a poco fueron saliendo sin la llave.

-¿Quién encontró esa cosa?- Preguntó el Uzumaki irritado de haber buscado hasta en las rocas debajo de las rocas.

-Eeeh... sí, aquí está. Olvide esconderla- Confesó el sensei mostrando la llave.
○○○○

-¿Debería decirle sobre mis sentimientos?- Se preguntaba la Hyuga mirando la playa sentada desde una banca afuera de donde se estaban hospedando.

-Le digo... no le digo... le digo- Empezó a arrancar los pétalos de una flor con el fin de tomar una decisión.

-¿Decirme qué?-

-¡Ah!-

-No te espantes Hime, soy yo- El chico se sentó a su lado poniendo atención en la flor.

-Dile- Soltó sin voltear a verla.

-¿Q-qué?-

-Dile al Uchiha que te gusta. Vamos- Ánimo el Otsutsuki.

-N-no sé- Jugó con sus dedos intentando pensar en lo mejor.

-No tienes nada que perder. Si se lo dijiste una vez puedes hacerlo otra-

-P-pero él- Fue interrumpida.

-Los hombres somos tontos y olvidadizos Hime, no sabemos cuando hacemos daño, por eso... necesitamos a alguien a nuestro lado- Le acarició la cabeza.

-No sé como decirle- Confesó agachando la mirada.

-A ver, práctica conmigo-

-T-ú... m-me gus-tas-
○○○○
-¡Te la van a bajar Teme!- Gritaba Naruto indignado.

-Callate-

-Tiene razón Sasuke- Apoyó Shikamaru al rubio.

-Toneri no hará nada- Aclaró Sasuke para sus amigos.

-Hinata es muy hermosa, si no es Toneri vendrá otro- Explicó Shino tomando una limonada.

-¿Y si me rechaza?- Preguntó harto por no saber que hacer.

-No te va a rechazar. Toneri te dijo que lo hicieras y él es amigo de Hina, seguro aún le gustas- Objetó Naruto.

-No lo haré-

-¿¡Pero qué te da miedo Teme!?-

-¡Perderla! ¿Ok?- Se tiró en la cama mirando al techo y todos guardaron silencio.

-Sasuke... ella no tuvo miedo de decirte sus sentimientos, ahora es tu turno- Aconsejo el Nara, era obvio que ellos estaban hechos uno para el otro.

-Tienes... razón-

-Bien Uchiha, ve con todo. Enseñale ese galán del que ella se enamoró- Apoyo el Inukuza.

-La vi ir afuera, seguro sigue ahí. Ve- Le informo Chouji.

-¿Pero ya?- Ya era de noche, no era buena idea.

-¡Sí!- Todos gritaron y lo echaron de la habitación diciendo que si no lo dejarían pasar hasta que cumpliera su misión.

Poco a poco fue caminando hasta la salida con el corazón en la mano, nervioso. Primero le pediría disculpas de todo corazón por enésima vez, luego le agradecería todo lo que ella ha hecho por él, paso siguiente, confesarle su amor, último paso, explicarle como se dio cuenta de sus sentimientos, hacerle a entender porque ella era una mujer magnífica y porque la quiere a su lado.

En medio del camino pensó que tal vez debería esperar hasta mañana para darle algún obsequio o algo así. ¡No! No había marcha atrás, lo haría de una vez por todas y afrontaría sea cual sea su respuesta.

Mientras más se acercaba a la entrada escuchó un par de voces afuera, apenas perceptible y no entendía lo que decía.

Eso no lo iba a detener, solo iba a pedir prestada su atención por un momento. Salió y de pronto escuchó.

-T-ú... m-me gus-tas-

Su corazón se estrujo de una manera que jamás lo había hecho antes y el nudo en la garganta no se hizo esperar.

Ambos ojiclaros miraron como en ese preciso momento el azabache había salido de la puerta y ahora se miraban a los ojos.

-Yo... lamento interrumpir- Hizo una reverencia y se marchó a su habitación.

La ojiluna quería llorar, no sabía si eso se prestara para malinterpretar o haya escuchado la conversación entera. Cualquiera de las dos por su reacción era mala.

-Voy a hablar con él- El Otsutsuki salió corriendo para la habitación, esperando a que Sasuke no hubiera escuchado nada.

El peso del amorWhere stories live. Discover now