Capítulo 14 | Lauren

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-Lauren-



Nunca traigo chicas a casa, a no ser que vayamos a tener sexo.

Tener a Camila, sentada sobre mi regazo mientras vemos una película, es una experiencia completamente nueva para mí.  Nueva y bastante agradable.

Su cabeza está recargada en mi hombro y, de vez en cuando, deposita besos tímidos en mi cuello y mandíbula. Mis brazos la rodean en un abrazo protector y mi corazón no ha dejado de latir con fuerza contra mis costillas.

—Camz —murmuro en voz baja, intentando moverme. La película ha terminado y están pasando los créditos en la pantalla—, Camz, necesito quitar la película para poner otra —digo, medio riendo, pero ella se remueve y suspira. Es entonces cuando noto que se ha quedado dormida.

Mi corazón da un vuelco dentro de mi pecho.

Se ha quedado dormida en mis brazos. La sensación vertiginosa que me provoca el hecho de tenerla de ésta manera, no se compara con nada que haya sentido antes. Una sonrisa estúpida se desliza por mis labios y, con mucho cuidado, envuelvo un brazo bajo sus rodillas, acomodándome para levantarla y llevarla a mi habitación. ¿Se molestará si no la despierto para llevarla a casa?...

Me digo a mi misma que sigue lloviendo y que no pienso arriesgarme a conducir en éstas condiciones. Sé que son pretextos pobres, pero no quiero que se vaya.

Me pongo de pie, con ella a cuestas y la llevo por el pasillo hasta mi habitación, depositándola en la cama con mucho cuidado.

Aparto el cabello lejos de su rostro y la observo en penumbra.

Es hermosa. Es hermosa y no me tiene miedo. No ha huido de mí.

Algo he tenido que hacer bien para que esté aquí en éste momento.

Me obligo a volver a la sala para recoger la caja vacía de la pizza, y apagar el televisor y el reproductor de DVD.

Vuelvo a mi habitación sólo porque necesito asegurarme de que sigue ahí, que es real y que no estoy alucinando. Su respiración es suave y acompasada, y está hecha un ovillo en un lado de la cama.

Descubro el lado libre junto a ella y la levanto, acomodándola para poder arroparla con el edredón y la sábana. Me recuesto a su lado, diciéndome a mí misma que sólo voy a observarla un momento.

                           •••

El poderoso rugido de un trueno me despierta de golpe.

Me siento desorientada, pero soy capaz de reconocer las paredes blancas de mi habitación. Una figura se alza a mi lado y entrecierro los ojos, intentando darle forma a las sombras.

Los recuerdos me golpean de inmediato. Camz está despierta, sentada a mí lado y recorre toda la estancia con la mirada. Debí haberme quedado dormida. No quiero que piense que estoy intentando aprovecharme de ella por haberme recostado a su lado, así que me incorporo con cautela, apoyando mi peso en un codo.

— ¿Camz? —susurro con miedo.

— ¿M-Me quedé dormida? —tartamudea con la voz ronca por el sueño, fijando su vista en mí.

—Si —susurro—. No quise despertarte. Está lloviendo y no me pareció lo más prudente —mi ceño se frunce al mirar su expresión aterrorizada—. ¿Estás bien?

—T-Tuve una pesadilla —su voz suena temblorosa y débil.
Me siento, acercándome a ella. Tengo el repentino impulso de plantar mis labios sobre su hombro, y ésta vez, no lo reprimo, deposito un beso suave en su hombro cubierto por el material de mi playera.

DestruyemeWhere stories live. Discover now