Capítulo 11 | Camila

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-Camila-



Releo el mensaje de Lauren por milésima vez ésta tarde y no puedo evitar sentirme decepcionada.

He esperado esto desde que me llamó muy temprano en la mañana, sólo para corroborar que saldríamos. Me extraña un poco la manera tan cortante que ha utilizado para avisarme que no podrá asistir a nuestro encuentro, pero intento no pensar mucho en eso. Sé que es una chica muy ocupada, y que no siempre va a tener tiempo para verme, pero me siento un poco incómoda por la manera en la que se ha expresado.

A veces siento como si estuviese conviviendo con tres personas distintas: la Lauren dulce, la Lauren violenta y la Lauren indiferente.

Odio cuando es indiferente.

—Seguro se le atravesó algo importante —me anima Dinah por centésima vez ésta tarde e intento sonreír, pero me sale bastante mal. 

—Lo sé —digo en un suspiro—. Pero aún así, no puedo evitar sentirme un poco decepcionada. Tenía ganas de tener una cita real con ella. Una cita donde yo quisiera participar y ella no terminara golpeando al primero que se acercara a mí.

—Ya tendrán tiempo para salir de esa forma —me anima y sonrío suavemente.

—Supongo que tienes razón —suspiro, encogiéndome de hombros.

— ¿Quieres hacer algo?, ¿ir al cine?, ¿cenar?...

— ¿Qué no se supone que saldrías con Halsey? —pregunto, confundida.

Dinah hace una mueca de desagrado. —No podrá venir. Creo que entrenará hasta tarde o algo así.

El entendimiento me golpea. Seguramente ese es el motivo por el cual Lauren no puede verse conmigo hoy. —El cine suena excelente —digo, sonriendo más animada.

—Entonces no se diga más, me ducho y nos vamos —dice, levantándose de su cama, caminando directo al baño.

— ¡Oye!, ¡Yo también quiero tener un baño antes de irnos! —me quejo lanzándole mi almohada. Dinah ríe y la lanza de regreso hacia mí y desaparece por la puerta del baño.

Me acuesto de forma desgarbada y tomo mi móvil, mirando la pantalla oscurecida. Presiono el botón lateral y tecleo la contraseña antes de rebuscar en mis contactos, el nombre de Lauren. Quiero llamarle sólo para escuchar su voz, pero me aterroriza la forma en la que vaya a tomarlo.

Tomo una inspiración profunda y, con dedos temblorosos, presiono la tecla de llamada, llevándome el teléfono a la oreja.

La decepción me invade cuando escucho que me envía directamente al buzón de voz. No dejo ningún mensaje, sólo cuelgo el teléfono y suspiro con pesadez.

Me siento ridícula. Ridícula por sentirme de ésta forma. Nunca he sido una chica necesitada de atención, pero cuando se trata de Lauren, no puedo dejar de ser de ésta forma.

Cierro mis ojos, recordando la fatídica noche que pasamos… Su rostro hinchado, golpeado y mallugado; su risa ronca, su aroma a perfume, desodorante y menta; su mueca adolorida al sonreír de más; su mano tomando la mía, su cuerpo cerca del mío, su aliento caliente golpeándome el rostro… Un escalofrío recorre mi espina dorsal. Estuve tan cerca de besarla…

— ¡Tú, pequeña soñadora!, ¡dúchate o larguémonos de aquí! —Dinah me saca de mi ensoñación y, a regañadientes, me levanto de la cama.

Tomo una ducha rápida y ni siquiera me tomo la molestia de ponerme algo que valga la pena. Unos vaqueros, una blusa simple, mi chaqueta y mis converse me visten. Salgo de la habitación con el cabello húmedo por la regadera y la cara libre de maquillaje.

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