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Leah no le contó a nadie sobre la chica nueva en el pueblo, en realidad tampoco sabía mucho de la situación, apenas habían pasado dos días desde que entró en la heladería y Toni tampoco la había visto. Además, no era como si lo quisiera, su mente estaba vagando mucho esos días y terminaba pensando en Shelby. No por una cuestión romántica, sólo quería saber si estaba bien, pero Martha tampoco había hablado sobre ella desde el día que pintaron la habitación y Toni tenía ventaja al ser la última que la había visto. Pedirle su número era la peor opción de todas, así que simplemente aguardó, siguiendo su rutina con la misma monotonía: correr en las mañanas, trabajo, regresar a casa, dormir. No era divertido, pero era lo que había.

Al día siguiente y tres días después del beso, Toni se encontró con Shelby en la librería del centro y cerca de la heladería,  estaba hojeando los libros mientras la rubia fue directo a las revistas. Ninguna se percató de la presencia de la otra por un par de minutos, hasta que Shelby levantó la mirada y vio en el otro pasillo a Toni.

Cerró la revista y se acercó a la chica.

—¿Pensando en comprar un libro? —le preguntó y cuando Toni levantó la mirada y se cruzó con la suya, Shelby sonrió.

—Puede ser, no estoy muy segura sobre cuál llevar —le respondió casualmente.

—Te recomendaría alguno, pero dudo que tengamos los mismos gustos —dijo Shelby, considerando que era un hecho la falta de cosas en común.

—No voy a leer la Biblia —se negó Toni casi esperando aquella recomendación de su parte.

—No te estoy diciendo que la leas, pero podrías como cultura general, supongo —Shelby se encogió de hombros y luego miró, como aquel día en la heladería, para asegurarse que nadie las estaba viendo—. Ven conmigo —le dijo y volvió a tomar su mano, algo que se estaba volviendo popular para la chica.

La llevó a la otra punta de la tienda, donde había más libros y el estante era lo suficientemente alto para taparlas.

—¿Traes aquí a todas tus conquistas? —le preguntó enarcando las cejas, Shelby sólo se ruborizó.

—No, a no ser que te consideres a ti misma una de mis conquistas —le siguió la broma.

—Eso desearías, Goodkind —Toni sonrió de lado—. ¿Todo está bien? Martha no ha hablado de ti en días y tampoco te he encontrado en la cocina de la casa, lo cual es raro.

Porque jamás admitiría que en realidad había estado pensando en ella y estaba preocupada.

—Sí, estoy bien, sólo ocupada, mi papi tiene un evento este fin de semana y estoy ayudándole, pero todo bien —le aseguró, hasta ese momento no había soltado su mano, pues Toni tampoco había hecho amago de quitarla—. ¿Dot hizo alguna pregunta?

—La normal, si nos habíamos peleado y claramente respondí que sí —a Shelby no le gustó escuchar eso—. Era eso o contarle lo que en verdad pasó, y mira, yo no tengo ningún problema, si quieres puedo ir y explicarle.

—No bromees con eso, Toni —Shelby hizo una mueca.

—Relájate, no lo haré, espero que sepas que no le diré a nadie, ¿si?

—Lo sé, lo sé, es sólo que todo esto es demasiado, disculpa —soltó un suspiro y dejó ir su mano—. En verdad te agradezco por mantenerlo en secreto.

—No tienes nada que agradecer, también mi reputación está en juego —bromeó para restarle hierro al asunto.

—¿Tan malo fue? —preguntó Shelby con una mirada herida.

—No lo digo por eso —dijo Toni, esperaba que Shelby no lo dijera en serio—, pero no voy por ahí besando a todas las chicas que me odian.

—Qué bueno que yo no te odie, entonces —Shelby mordió su labio inferior, un ligero rubor se extendió por sus mejillas.

Hope is a Heartache | Shoni AUWhere stories live. Discover now