3

1K 57 0
                                    

—Te ves muy... —Dot no terminó la oración, consciente de la mirada que le ofreció Toni—. Creo que fue buena idea no ir.

—¿Bromeas? Fue la mejor idea, sólo quiero llegar a casa y dormir todo el día —respondió Toni tras un bostezo.

—Fatin me mandó un millón de mensajes —Dot hizo un mohín—. ¿Crees que esté molesta?

—Nah, sólo estaba ebria, probablemente esté más molesta porque no tuvo nada de acción —se rió para si misma, aquello era karma por molestarla el día anterior.

—¿Fatin? ¿Estamos hablando de la misma persona? —preguntó Dot con una ligera sospecha de no creerle.

—La misma —Toni sacó el teléfono de su bolsillo y le enseñó a Dot la imagen que Leah de había enviado esa mañana de Fatin durmiendo en su cama y literal adueñándose de todo el espacio—. Por alguna razón terminó en casa de Leah, pero no sé mucho al respecto.

—Interesante —Dot frunció el ceño—. Por cierto, ¿has hablado con Leah?

—Hmm, no, ¿sobre? —guardó su teléfono.

—No lo sé, en general, últimamente no es que hable mucho con nosotras.

—Siendo honesta, ¿quién lo hace? —Toni se encogió de hombros—. Además de Fatin, claro, y de Martha, pero Fatin a veces nos cuenta demasiado.

—Cierto. Nunca voy a olvidar ese audio, ya sabes, cuando estaba...

—Arg, no me lo recuerdes —hizo una mueca de asco—. Aún tengo pesadillas al respecto.

Dot soltó una carcajada.

—Todas, sólo que tú eres demasiado gay —señaló su amiga.

—Lo soy —Toni admitió con orgullo.

Aquel día fue un poco más caótico que el anterior o quizá sólo era la percepción cansada de Toni. Tenían pequeños momentos donde bromeaban, era más llevadero trabajar con una amiga que hacerlo sola o con algún desconocido. Pero aún así, Toni deseaba que el reloj marcara las 5 para poder marcharse a dormir. Por eso, cuando faltaban menos de 15 minutos, estaba de un humor tan agradable que no le molestó atender a un grupo de seis niños que no se decidían por el sabor de helado que iban a pedir.

Cuando por fin el reloj anunció su hora de salida, prácticamente salió corriendo a cambiarse, Dot le dijo que ella esperaba a Victor. Así que Toni fue libre y estaba de tan buen humor que nada podia cambiarlo.

Excepto claro un auto estacionado fuera de la heladería: el auto de Shelby.

—¡Ey, Toni! —le gritó la chica bajándose del auto para acercarse. Toni se detuvo, pero fue mala idea y se arrepintió al segundo. No quería, bajo ningún motivo, entablar otra conversación con la rubia.

—No, hoy no voy a hacer esto, regresa otro día a molestarme —se disponía a continuar con su camino pero Shelby se interpuso.

—No vengo a molestarte —con una suave sonrisa se plantó frente a ella—. Sólo quería saber si Martha está bien.

—Si quieres saber de Martha podrías no sé, preguntarle a ella, ¿sabes? No a mí —le espetó sin disimular su enojo.

Le estaba quitando segundos de sueño, algo que en ese momento era más preciado que nada. Shelby comenzó a juguetear con sus manos.

—Lo haría, pero no tengo su número y tampoco sé dónde vive, recordé que ahora trabajas aquí y decidí venir a preguntar —explicó como si a Toni le importara.

—Vaya, deberían darte un premio por todo el trabajo social que haces, ¿no?

—Yo no... —Shelby negó—. ¿Te he hecho algo o por que parece que tienes un problema conmigo? —la sonrisa desapareció de su rostro.

Hope is a Heartache | Shoni AUWhere stories live. Discover now