Capítulo 4 - Efectos Secundarios

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Pasaron cinco meses y tenía 18 años, dado que mi fecha de cumpleaños había sido el 11 de diciembre. Mis rutinas diarias siempre eran lo mismo; clases en la mañana y en la tarde club de teatro. Algunas cosas cambiaron en mí, aprendí a controlar muy bien el equipo de sonido gracias a Mokichi, también crecí un poco más debido al entrenamiento de baloncesto, pero últimamente había sentido mucho dolor de cabeza, por lo general casi siempre llevaba dos tarros de miel a las aulas para aliviar el malestar, afortunadamente nadie me vio mientras los tomaba, sin embargo, no comprendía porque me estresaba tanto, por suerte Yoko y Kano sabían qué hacer conmigo.

- Riz amigo ¿te sientes bien? – preguntó Yoko

- No... los... efectos secundarios siguen aumentado. Ahhgg – era como si mi cabeza se partiera en dos –

- ¡Kano, ayúdame a llevar a nuestro amigo a la enfermería. ¡Rápido! – gritó Yoko asustado

- Resiste... – inquirió Kano agitado – No te preocupes, todo va a estar bien. Aférrate a mi hombro para que te sientas más cómodo –

En ese momento todo se empezó a oscurecer... mi visión era borrosa... y no podía distinguir las voces de mis compañeros – ¡Riz! –

- ¿Dónde estoy? – desperté con algo de pánico, parecía que estaba en una de las camas de reposo de la enfermería –

- Vaya, despertaste, que bueno – afirmó una enfermera –

- ¿Cómo te sientes? – me cuestionó –

- Supongo que bien, no estoy seguro. Realmente estoy... confundido. ¿Cómo llegué acá?

- Bien, pues tus amigos estaban muy preocupados porque te desmayaste, así que los dos tuvieron que apoyarse para poder cargarte – contó la enfermera quien era una jirafa –

- ¿Sabes cuánto tiempo he estado aquí? – le pregunté

- Veamos, llegaste aquí ayer en la tarde y has descansado como por quince horas, más o menos. Lo bueno es que tu dolor disminuyó, aunque, te daré unos medicamentos si aumenta el estrés, esto hará que calme un poco la migraña –

- Te agradezco por mis cuidados – afirmé –

- Es mi trabajo y lo hago con todo el gusto –

- Por cierto ¿alguien más se enteró de esto? – le hice una pregunta adicional –

- Solamente tus compañeros saben lo que pasó, no te preocupes. – respondió – Te daré de alta, pero por favor ve a directamente a tu dormitorio y descansa. Posiblemente estarás bien mañana –

- Muchas gracias.

Me dirigí a la habitación y me acosté bocarriba pensando en lo que pasó. No entendía el momento en el que perdí las fuerzas y cayera al piso. Era lo mejor que nadie se enterara, a excepción de Kano y Yoko. Tenía miedo de que los demás me juzgaran por quien soy. Un oso como yo intimidaba a cualquiera. Tomé la decisión de ser más distante, lo que me pasó esa tarde me afectó un poco. Me sentía diferente.

Quedé profundamente dormido en mi lecho, habían pasado ocho horas y era demasiado tarde. Recurrí a la cocina para beber un poco de miel, puesto que sentía la garganta muy seca, al cabo de un minuto llegaron mis amigos y su reacción fue demasiado tierna, ya que los dos me abrazaron con mucha fuerza.

- Que alivio que estés bien, el dormitorio se sentía muy vacío sin ti – agrego Kano

- Me dieron de alta, así que vine directamente a descansar – asentí con una sonrisa – Gracias por lo que hicieron.

Esta es la Verdad - (Beastars - Fanfic)Where stories live. Discover now