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Sr. Ross & Sra. Ross


La Sra. Ross casi se queda viuda, bueno en pocas palabras casi se deja viuda. Al enterarse que su esposo y su suegro eran unos Squibs, o lo que fuera eso. Un sin magia (oh algo así), de un mundo que queda a la esquina del suyo. Ella había leído tantos libros de fantasía y enterarse que ese mundo si existía, que su hijo lo viviría era genial. Bueno ahora lo era. Antes fue realmente arrebatador.

Sus amistades que eran de una clase social y pensamiento cerrado ya le tenían una censura, al fijarse en un hombre por debajo de su estrato social. Algo que jamás inculco en su hijo y jamás le echó en cara a su amado esposo, amado esposo mentiroso. — recordó.

—No mentí, querida. Yo no puedo hacer nada de magia.

La Sra. Ross negó y volvió a negar. Era tan diferente todo.

—Ahora algunas cosas tienen sentido, querido.

—Eso es verdad.

—Tú lo sabías— la Sra. Ross lo miro con ojos acusatorios.

—Sí, pero solo lo confirme cuando fuimos a ese paseo, te acuerdas, con el príncipe y sus hijos.

—Oh mi Draco.

La Sra. Ross de repente se quedó lívida.

—Querido, esto es una gran casualidad ¿Verdad?

El señor Ross la miró a los ojos y su mirada gris se volvió fría. —Juramos no hablar de ello, querida.

—Pero, si tu familia no fuera así... ¿Qué hubiéramos hecho?

—Señora mía, hay hijos de muggles, sabes. A ellos se les llama sangres sucias por las familias de más alta gracia, pero también son grandes magos.

—Querido, no sé qué haremos, pero Draco y tu familia nunca sabrá de eso.

Y con esas frases y una taza de té ingles cargado, los señores de la casa olvidaron el tema. Sabían que volverían a tocarlo, pero mientras tanto no les prestaría la atención no requerida.  

Perspectiva de una vida diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora