Una Mariel distante

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En los días posteriores la conducta de Mariel sorprendió a las otras preceptoras. Ella, que vivía caminando por las instalaciones del colegio, ahora estaba permanentemente recluída en la preceptoría. Solo salía de allí si tenía que dirigirse sí o sí a algún curso para comunicar algo o realizar alguna tarea. Hasta estaba yendo menos al baño. Este hecho motivó algún comentario jocoso de Silvina, opinando que tanto caminar a lo largo del año la había dejado sin energías. Mariel sonrió para sus adentros. La causa del cambio en su forma de actuar no era el cansancio, sino el hecho de evitar cruzarse con las alumnas Salvajes. Pero... que podía explicarle a su compañera? Que las había estado espiando mientras se amaban en el gimnasio? Que la habían descubierto y la terminaron amando a ella también? Y que por momentos hasta lo disfrutó? Y de la intensa vergüenza que sentía al intercambiar miradas con ellas, luego de lo sucedido? No, no podía explayarse sobre todo eso. Por lo que acabó culpando al fin al calor del mes de noviembre, que le daban menos ganas de moverse y la hacían preferir estar sentada.

Pero este proceder de Mariel no sólo sorprendía al personal docente.  Las salvajes también debatían y hacían comentarios en relación al mismo.

-La mina se la pasa metida en la preceptoría, y cuando de pedo se cruza con alguna de nosotras baja la mirada...que te pasa Mariellllll?- dijo Jessica interpelando al viento.

- Para mí que anda ofendida- opinó Melanie.

- Cuando le chupabas la concha no se la notaba ofendida, se la veía feliz y gozando.

-Pero fuimos un poco bruscas con ella- soltó la Negra frunciendo el ceño.- Casi que la forzamos.

-Bruscas? Forzarla? No hizo falta ni un poco de violencia. Mariel se dejó desvestir sin ninguna resistencia. Abrió las piernas, le hiciste un cunilingus. Se dejó acariciar las tetas por Jess y lo más importante de todo....le dí un beso de lengua y me lo devolvió. Aparte de como se notó que disfrutaba durante toda la sesión....  Y nunca trató de oponerse, de escapar ni nada. Totalmente pasiva, re aceptó toda la situación.- intervino Brenda en la discusión.

- A ver...qué tipo de resistencia podía llegar a tener ante tres alumnas desnudas que la encerraron en un gimnasio vacío? Que para colmo tienen fama de salvajes, que son capaces de golpear o lastimar a otra persona. Que hasta podríamos pegarle con una mancuerna en la cabeza, llegado el caso,  o con cualquier otra cosa que encontráramos. Ante esa eventualidad, y estando en desventaja numérica, como que se dejó ....no es lo mismo dejarse que estar de acuerdo o aceptar, chicas.

-Y los gemidos? Y cuando chocó la lengua de ella con la mía? Y cuando eyaculó y te bañó en sus fluídos, Mel? No la estaba pasando bien acaso? Si estaba sufriendo, no se notó eh

-En un momento, y con tres minas estimulándola de todas las maneras posibles, besando y acariciando todas sus zonas erógenas, debe haber sentido placer, disfrute, y se dejó llevar por lo que estaba viviendo. Pero cuando todo terminó, y se acabó el sexo, debe haber vuelto a aparecer en ella la sensación de haber sido obligada a participar de algo que no quería. Cuando le dijimos ya está, vestite rápido que ya hicimos lo que queríamos, ahí se debe haber roto el encanto, si es que alguna vez lo hubo. Ya te cogimos, ahora cambiate y volvé a la preceptoría antes que se den cuenta. Quizá se sintió usada como si fuese un objeto. De ahí que se haya ido sin mirarnos. 

- Te avisamos que la que dijo que a Mariel había que darle una lección, y planeó todo esto fuiste vos, Melanie.- acotó Jessica- Ahora no te vengas a hacer la moralista, viste?

-Bueno, me puedo mandar cagadas también y después cambiar de idea y arrepentirme.

-Nosotras no nos la queríamos garchar 

-Solo queríamos cagarla a palos por andar espiándonos.

Melanie lanzó una risa ante el comentario de Brenda.

-Lo hecho, hecho está.  Si Mariel ahora nos tiene bronca, miedo o lo que sea, que haga que no desee toparse con nosotras, nos queda algo más de un mes de clases. Nos recibimos en diciembre y no vuelve a vernos nunca más. Esto no será mas que una experiencia en su carrera docente.

-Una experiencia que va a añorar dentro de algunos años.-metió un bocadillo la Rubia

-O no, quien sabe.-respondió Melanie

-Al menos no va a andar espiando por las cerraduras como si nada. Ya sabe que la curiosidad mató al gato.

-En este caso, mas correcto sería la curiosidad  garchó a la gata.

Sonó el gong de la campana, que anunciaba el final del día -o noche- de clases. Mientras la mayoría de los alumnos solo pensaban en salir, las chicas dirigieron su mirada a la preceptoría. Allí hicieron contacto visual con Mariel. Bruscamente, la preceptora bajó la mirada, ruborizada y caminó hacia la vereda. Con pasos rápidos y enérgicos puso distancia del colegio y los estudiantes.






La preceptora y las alumnas salvajesWhere stories live. Discover now