CAPÍTULO OCHO

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          ❝ WOOYOUNG MENTIROSO. ❞

Al siguiente día, Wooyoung llegó con un humor del infierno a clases

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Al siguiente día, Wooyoung llegó con un humor del infierno a clases. Estaba tan molesto que incluso ignoraba los saludos de sus compañeros, llegó directo a su butaca detrás de Lee y bufó agradecido con que Jisung no llegara aún a clases o probablemente le gritaría por el gran desaire que le hizo ayer.

¡A él! ¡A Jung Wooyoung!

Tenía tantas ganas de tirarle ese jugo de fresa que siempre toma pero en la cara, ¡Ugh, lo detesta!

Estaba tan concentrado en su enojo que no notó cuando quebró el lápiz que tenía entre sus manos, el maestro le miró de reojo y bufó con cansancio.

—Más vale que tenga otro lápiz, joven Wooyoung. Hoy hay trabajo en equipo y son preguntas abiertas.

—Por supuesto que tengo otro, ¡tengo miles y puedo comprar aún más!—Respondió con irritación, tiró el lápiz al suelo y comenzó a remover en su mochila para buscar uno nuevo. —Ah, lo que me faltaba.

Siguió buscando con insistencia y cuando no lo encontró, casi suelta un chillido de enojo. Inhaló y exhaló para calmarse, después tocó el hombro de Minho con una sonrisa pícara.

Era una buena excusa para hablarle al menos.

—¿Qué?

—Oye, Min. ¿Tienes un lápiz que puedas prestarme?

Lee le miró con aburrimiento y rodó los ojos antes de buscar en su mochila, sacó su lapicera color rosa y Wooyoung casi se carcajea si no fuera porque el pelinegro era muy temperamental.

—Toma. —Le dijo pasándole el lápiz, Wooyoung aprovechó para rozar sus manos. Sonrió victorioso cuando miró de reojo y ahí estaba Jisung observando confundido.

—Gracias, Min.

—Como sea, es robado.

Wooyoung miró el lápiz y después a Minho con sorpresa, río nervioso y prefirió ignorar lo que acaba de escuchar.

—¡Amorcito!

La atención de Minho fue de inmediato al chico bajito que recién llegaba, Jisung se apuró a abrazar por el cuello a su novio y darle un besito en sus labios.

El pelinegro por supuesto que le correspondió gustoso y rodeó su pequeña cintura, Wooyoung casi se muere de la indignación cuando los ojos de Jisung vagan a él y le sonríe descarado.

¡Ese...ese tonto!

—Señor Han, ¿podría dejar su afecto para otro momento? Es hora de comenzar con el trabajo.

Jisung asintió y dejó otro corto besito en los labios del pelinegro antes de marcharse a su butaca.

—Como mencioné anteriormente, hoy habrá un trabajo de preguntas abiertas y como soy muy generoso, dejaré que lo hagan en dúo.

،̲،̲𝐑𝐔𝐃𝐄 ‣ Minsung.˖𝄒𝄒Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt