Capítulo 13: La promesse d'une amitié

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Alizee.

Cada paso que daba acercándome a la galería hacía que mi corazón se acelerara. Era una sensación que revolvía mis entrañas, podía escuchar el latir de mi corazón en mis oídos como un fuerte tambor.

 ¿Eran nervios? Quizás, ¿y la razón?, no la comprendía muy bien.

O no quería reconocerla.

Había aceptado ser amiga de Jacque.

Sonaba tonto ¿cierto?, la gente suele hacer amigos y no era ningún logro. Pero yo lo sentía así, como un enorme paso de victoria.

Me habían roto tanto, que me era muy difícil confiar en alguien, mi corazón se resignaba a dejar pasar a alguien, pero con él era diferente. Se sentía como una tarde soleada o una brisa de verano.

Natural.

Genuino.

Bien.

Se sentía bien estar con él, ¿si quiera era consciente de lo ridículo que sonaba eso? Yo quien había intentado por todos los medios mantenerme alejada de él estaba aquí, pensando en lo bien que se sentía aceptar ser su amiga.

Y el constante recuerdo de que hacer parte de mi vida significaba caer en un abismo lóbrego y búlico lleno de agujeros, permanecía ahí. Como una ventana abierta.

Jacque, quería ser mi amigo y realmente parecía ser una buena persona, por lo mismo estuve actuando de esa manera tan tosca con él, a ver si de una vez por todas se cansaba de tanto desplante de mi parte. Pero parecía que cada vez que le decía «vete» él entendía «quédate». No quería, ni quiero, lastimarlo. Por lo que pondré de todo mi esfuerzo para ser comprensiva e intentar hacer las cosas de la mejor manera, pero tenía que admitir que no prometía no exasperarme con él, es que era tan... efusivo, insistente, tan sol y yo era tan... sobria, indiferente y tormenta.

Solté el aire que estaba retenido en mis pulmones y miré una última vez el exterior de la galería antes de entrar. Saludé a todos con cordialidad como siempre y me dirigí a mi habitual lugar de trabajo. No sabía en qué momento me cruzaría con él, por lo que estaba expectante a cualquier sonido proveniente de la puerta.

Mi estómago estaba con un gran nudo, ni siquiera desayuné, el apetito se me había ido. Casi no pegué ojo en la noche por pensar en cómo sería nuestra relación de ahora en adelante, es decir, como la de unos amigos normales, pero realmente no sabía cómo actuaban unos "amigos normales".

Dios, estaba tan inquieta por verlo, no sabía cómo debía actuar, si como antes o de alguna manera diferente, ¿Cómo actuaban los amigos?

¿Era normal sentir todos estos nervios por un amigo?

Yo creo que no.

¿Y tú qué sabes? ¿Cuántos amigos has tenido?

Gracias a ti, ninguno. Pero mis criterios son mucho mejor que los tuyos, créeme. Aunque tengo un amiguito llamado comodín.

Okey, definitivamente estaba loca. Discutía con mi subconsciente y esta tenía un amigo, llamado comodín. ¿Quién le ponía nombre a una subconsciente? Y lo peor, ¿Cómo las subconscientes se relacionaban entre sí? 

Sacudí la cabeza y alejé todos esos pensamientos de mi cabeza e intenté concentrarme en la pintura. Tan sumergida estaba, que no me percaté que no había puesto música. Eso sí era extremadamente extraño en mí. Yo siempre tenía música, siempre.

Suspiré y tomé mi celular para poner alguna canción, quizás así me relajaba un poco y dejaba de pensar tanto. Tenía un gran tic nervioso en mi pierna, esta no dejaba de moverse, que frustrante.

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