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-¡Morte! ¡Mira! ¡Un lago!- Exclamó Terim con emoción al ver el lago, inmediatamente fue corriendo hacia el.
Pero lamentablemente, Terim nunca había a prendido a nadar.
Se quedo quieta en la orilla del lago, con Morte, el gato gordo, en brazos.
Ese gato era como Shuu, un flojo total, no se movía a menos que fuera muy necesario, Morte tenía, por gran preferencia, que Terim lo cargara en brazos de un lado a otro.
El sonido de una rama rompiéndose llego a sus oidos.
Terim volteo con rapidez, encontrándose a Ayato que la miraba fijamente a menos de un metro de distancia.
La relación entre Terim y Ayato era tensa. Después de la noche donde Terim amenazo a toda la familia, Ayato, como el mas orgulloso de todos, se sentía profundamente humillado por ellos, su odio por la bruja era grande.
Y aunque la odiaba, no podía evitar odiar aún más el poco caso que le hacía.
-¿Qué?- Preguntó de forma brusca al ver que Ayato no se movía ni decía nada, y solo la miraba.
-No eres mas que una puta bruja, ¿Qué mierda te podrían ver lo otros?-
-¿Porque siempre que hablas tienes que ser tan grosero?- Interrogo molesta.
-¿Porque siempre me contradices?- Respondió él con tono brusco.
-¡No te contradigo! ¡Solo pido un maldito "por favor" a cambio de mi sangre!- Ella dejo a Morte en el suelo.
Ayato no respondió, en cambio, se acerco a ella.
-¡Oye!-
La jalo bruscamente, hasta que Terim quedo tirada en el césped y Ayato sobre ella.
-¡Eso no funcionara!¡ Mi sangre no sabrá bien!- La peli-negra se removía desesperadamente.
-No podre tomar tu sangre, pero puedo hacerte... mucho daño- Le susurro con maldad, mientras sacaba una pequeña navaja del bolsillo de su pantalón- Llevaras mi nombre en tu piel por un buen tiempo, zorra.
-¡Ayato! ¡No!-
A él no le importo, bajo un poco de la blusa de Terim por los hombros, y empezó a tallar, disfrutando de los gritos de dolor de la bruja.
