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—Disculpe... ¿Podría decirme en donde se encuentra el edificio de ciencias?

—Lo siento... Pero no tiene derecho a interrumpír nuestro recorrido.

Heather cerro los ojos al escuchar el comentario por parte de algún padre de aquel grupo.

—Solo le he preguntado si podría indicarme en donde se encuentra el edificio de ciencias -Heather murmuró encarandolo–. Gracias.

Eleanor suspiró manteniéndose al margen de la situación.

—Siga derecho y luego gire a la izquierda, es fácil encontralo. -la joven encargada del recorrido habló sonriendo.

—Muchas gracias.

Heather le sonrió y seguidamente comenzó a caminar.

—De no haber abandonado a su grupo y a sus hijos, no hubieramos tenido interrupciones.

Eleanor apretó la mandíbula y detuvo su caminar, giro elegantemente y encaró a aquel hombre con gafas.

—¿Disculpa? ¿Qué dijiste?

La potente mirada azul definitivamente lo había intimidado.

—Nada...

—Oh, ya veo... Eres el padre perfecto ¿eh? -la rubia rio al ver a su hijo junto a él— Dejame decirte algo querido... Tu adorado William, te abandonara y no te agradecerá nada y tu envejeceras y engordaras mas que ahora... Así que estar aquí ahora mismo es una perdida de tiempo para ti.

Pequeñas risas se escucharon por parte de las demás personas.

—Estar con él no te convierte en un mejor padre que yo. -Eleanor sonrió de forma cínica– Solo quiero que repitas que acabas de decir.

El hombre de gafas miro fijamente a la mujer pelinegra a unos metros de él.

—Lo siento.

Eleanor sonrió satisfecha, ladeo la cabeza, se disculpo con la joven encargada del grupo y continuó su camino en dirección a la mujer pelinegra frente a ella.

—Gracias. -Heather murmuró sonriendo levemente.

Eleanor sonrió como respuesta y así ambas continuaron con su caminata guardando silencio.

No tardó mucho para que ambas visualizaran el imponente edifico de ciencias frente a ellas.

—Ahí es... -Heather susurro.

—Yo, yo tengo que ir por allá... Clarisse tiene su junta en música así que...

Heather sonrió extendiendo su mano: —Fue un placer Eleanor.

—Adios Heather -Eleanor estrecho su mano sonriendo–... Y Gracias.

Eleanor quiso mantener el tacto de su mano sobre la de ella por siempre, sin embargo, Heather la soltó levemente dando a entender que era el momento. La mujer de cabellos rubios sonrió asintiendo y dio media vuelta y comenzó a caminar lejos de ahí sin mirar atrás.

Heather se mantuvo ahí, observándola mientras se alejaba y reteniendo las lágrimas y aquel sentimiento que le estaba provocando nauseas. Agitó la cabeza y se dispuso a dar media vuelta dispuesta a seguir su camino al igual que ella, pero la punzada en el pecho estaba ahí.
La vio alejarse cada vez mas hasta volverse un pequeño punto y perderse entre la multitud de alumnos que había aparecido en cuanto el reloj marco las 2:00 pm en punto.

—No es tu imaginación...

Se convenció a si misma y acomodó su saco y su bolso en su hombro para seguidamente salir corriendo detrás de ella.

Bajo la lluvia de LondresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora