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—Hiciste que tu hija se pusiera ese precioso abrigo ¿no es cierto? -Heather rompió rápidamente el silencio que se había instalado entre ambas– Es muy obvio que ella no quería usarlo.

—Tu hija parece muy decidida sobre el estaría aquí.

—Adele... Oh si, ella tiene tanta determinación sobre esto, la universidad y -los ademanes que la pelinegra hacía la hicieron reír– ¡todo!

—Así que Cambridge es su única parada, eh... -Eleanor murmuró haciendo una mueca al ver como sus tacones se hundían en el cesped.

—Sí, la única -afirmó la ojiverde–. Ella esta enamorada de Cambridge y no logré que viera mas opciones, de hecho... Mi esposo tendría que haber venido, no yo, pero ya sabes... Trabajo.

Eleanor asintió levemente.

—Bueno... Yo no quería perdermelo ¿sabes? La pequeña paloma volando del nido.

—Clarisse ¿no es cierto?

—Sí, su nombre es Clarisse. Oh vaya... Finalmente llegamos -la rubia exclamó con alivio a ver el gran edificio frente a ellas–, sera mejor guardar silencio.

Y dicho eso, ambas mujeres entraron a la gran biblioteca buscando rápidamente a sus hijas, pero nuevamente la mujer pelinegra observó como las miradas se posaban sobre ellas, específicamente en Eleanor.

—Yo, yo quería que ella se fuera lejos... -Heather murmuró al ver que la mujer a su lado comenzaba a jugar con sus manos.

—Oh no, Cambridge es buena ¿por que mandarla lejos? -la rubia frunció el ceño.

—Vaya... Es que esto, este tour, no les da realmente la idea de como sera la universidad -murmuró la pelinegra–. Es, es solo un día.

—Bueno, a veces un día puede ser una eternidad. -Eleanor respondió mirándola fugazmente.

—Especialmente cuando estas con una mujer que usa trajes de diseñador para un tour universitario. -Heather bromeó.

Eleanor rio levemente ladeando la cabeza.

—Oh no... -Heather murmuró alzando rápidamente la mano– disculpe... Yo...

—Oh ¡se que quiere decir eso! -exclamó el joven que se encargaba de  el recorrido– el primer pasillo al subir las escaleras.

—Gracias. -murmuró la pelinegra sonriendo y antes de subir trato de conectar la mirada con su hija, sin embargo, ella la ignoro completamente. Estaba enfadada y eso era seguro.

Asintió suspirando y comenzó a caminar escaleras arriba en busca de los sanitarios sin decir nada.

—¿Mamá? -Clarisse llamó la atención de su madre acercándose a ella.

—Oh, Lisse... Esa mujer me volverá loca -Eleanor murmuró suspirando–... Luces preciosa -la mujer rubia acomodo su abrigo para seguidamente acariciar su mejilla–. Y bien ¿Qué tal hasta ahora?

—Aún no cambió de opinión -respondió la menor rápidamente–. ¿Por qué quieres este lugar forzosamente?

—No es forzoso...

—¡Quiero escoger mamá! -reclamó por lo bajo la menor sin importar que su tono de voz fuera elevado.

—Lisse ya lo hablamos...

—Sabes... Solo, solo olvidalo. -murmuró la menor alejándose rápidamente de ahí en busca del grupo.

Eleanor suspiró y su mirada se fijo en el piso de arriba.

—Oh dios... Que estoy haciendo...

Y sin quererlo se encontró subiendo las escaleras en busca de aquella mujer de cabellos negros.

Bajo la lluvia de LondresDove le storie prendono vita. Scoprilo ora