Prisionera

Encerrada

Azula se despertó a la mañana siguiente con una pequeña molestia en su cabeza. Zuzu la despertó en plena noche para criticarla por haber hecho que él se llevara todo el crédito. Le reclamo por haberle dicho a todos que fue el quien acabo con el avatar con sus propias manos. ¿Acaso no entendía que solo quería molestarlo? Si el avatar seguía con viva, entonces seria su problema, sino, solo haría que el joven príncipe dudará de si vive o no, cosa que le arruinaría sus noches mientras su mente se llena de ideas.

Aun así, gracia al berrinche de su hermano no pudo dormir bien. Al verse en el espejo de su habitación noto dos manchas oscuras debajo de sus ojos. "No tenías a nadie más que molestar" pensó antes de quitarse la bata de dormir e ir al baño.

Azula le tomo poco tiempo en preparase, un baño, ropa limpia, maquillaje y ya era la misma de siempre. La apariencia lo decía todo, al igual que el carisma y la astucia de uno. Se vistió de forma simple, pero conservando aun su estatus social. Hace mucho que no estaba en el palacio, meses de haber estado en la intemperie o en simples establecimientos, en cuarteles generales o en la casa de algún plebeyo mientras seguía a su hermano y al monje calvo por todo el reino tierra. Ahora volvía a tener lujos, como extrañaba esto.

-Princesa Azula-Entro una joven sirvienta que no pasaba de los veinte años-El desayuno está listo.

-Bien, iré en veinte minutos.-Volver a comer en la gran mesa real. "Ella a vuelto a casa"

Mientras Azula volvía a la vida llena de lujos de una princesa. Katara se quedaba viendo la puerta de metal de su celda. Se encontraba cansada y adolorida por culpa del mal sueño que tuvo, pues no era cómodo dormir sobre un suelo de paja y piedra mientras estás encadenada.

"¿Como pudo pasarme esto?" Se preguntó antes de soltar varias lágrima. Todo estaba bien antes de esto, habrían convencido al rey de prestar sus tropas para la invasión, derrotado a los Dai Lee en su intento de seguir controlando la cuidad a su antojo y consiguió tener una semana completa de paz sin que la nación del Fuego le hiciera la vida imposible.

Todo se vino abajo al ir a esa casa de te, solo quería probar ese famoso te dé que todo el mundo hablaba. Solo que no esperaba ver al Zuko atendiendo a los clientes, y sin pensarlo dos veces fue a por el rey.

A partir de ahí, nada le salió bien. Azula la encerró en los calabozos junto con Zuko, el cual lo engaño para que lo librera y luchará contra su hermana. Le control la historia de su madre y su familia, creyó todo lo que le dijo, sintió pena por el chico, pero al final el se alió con su hermana contra Aang y antes de que el pudiera derrotarlo, un destello iluminó la cueva y el avatar cayó.

Tomo rápidamente al chico y lo curo lo más rápido posible antes de salir de la cueva con la ayuda de su agua control, pero ella no pudo escapar. Su agua control empezó a fallar a medio camino, a mirar abajo vio a los príncipes calentar el agua. Vio a sus amigos, ellos no podrían seguí luchando, Aang y Sokka estaban herido y no ella y Toph podrían luchar contra ellos en su estado actual. No le quedó de otra que... sacrificarse.

Sus amigos ahora estaban a salvo y solo era cuestión de tiempo de que ellos vinieran por ella.

La puerta se abrió lentamente, ella retrocedió. Era el guardia que traía una bandeja de comida.- Buenos días- Entre todos los soldados y guardias de la nación de fuego que habría conocido, este era el único que era educado ella.-¿Cómo está ?

-Bien y estaría mejor si me dejaras salir de aquí.

El joven le dejo a un lado la bandeja. La cual tenía un plato con arroz, un pedazo de pan y un vaso con agua. El chico le habría dado la herramienta de su escape.

-Gracias.- Dijo calmadamente.

-De nada.

Lentamente se fue. Katara empezó a comer, lo hizo en la manera más calmada posible, dejando el agua para el final. Antes de acabarse la, empezó a cavar un hoyo, convirtió el agua sobrante en hielo metiéndolo en un pequeño hoyo que habría encontrado tras horas de ver las cuatro paredes que la rodeaba.

Pero un sonido la asusto de golpe, por instinto oculto el oyó lo más rápido posible y fue hay que la puerta se abrió nuevamente. Ahí estaba, Azula.

Entró sin decir palabra alguna, solo entró y se sentó al frente de la chica.

-No me digas que viniste solo para sentarme y mirarme.

-¿Tiene eso algo de malo? -Noto el plato vacio-Veo que ya comiste. ¿No te importa si te acompaño un momento?

-Puedes hacer lo que quieras.- Se sentó.

Y así estuvieron. Por un largo tiempo, en un silencio incómodo para una y entretenido para la otra. Azula solo soltaba una que otra oración para intentar tener algo de conversación, pero nada.

"Ahora se volvió muda, hace unos días que no parabas de gritar mientras estaba en mi barco y ahora, ni una palabra"- si va hacer así, te dejo. Espero que algún día podamos hablar, tener conversación para varias.-Se acerco lo suficiente dejando un espacio muy corto entre las dos-Vas a estar mucho tiempo aquí y aparte de Lee, que no es alguien muy conversador, yo seré la única compañía que tendrás.

Sin pensarlo, Azula beso la frente de la chica lo que hizo que está reaccionará alejándose de esta de manera busca.

- Nos vemos. Princesa.- Azula salió dejando a su prisionera confundida y enojada

Al salir y cerrar la puerta, puso su mano en su labios. " ¿Por que hice eso?" Para ese momento no habría notado que estaba sonrojada y poseía una pequeña sonrisa, una sonrisa que nunca antes se habría visto en el rostro de la princesa de la nación del Fuego.

-Princesa ¿Se encuentra bien?-Pregunto el guardia.

Azula tardó en entrar en si, dándose cuenta de lo que habría pasado y de guardia que tenía a lado.

-Si, por cierto... Chen se encuentra bien. Le e dicho al alcalde que lo traslade a una celda más cómoda con el pretexto de... De... No importa. El está a salvo.

-Me alegra oír eso.

Katara oyó todo desde, se impresionó al saber que Azula estaba haciendo algo por alguien, en especial al guardia. "¿Que está pasando?"

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