Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
•••
Estamos en casa | Steve Rogers
Parte: 1/1
Acababas de estacionar tu auto en la entrada de la casa a la que podías llamar hogar, tomaste tus llaves y las bolsas llenas de compras que habías traído del supermercado y bajaste del auto para adentrarte a casa.
Una vez que pisaste la entrada pudiste sentir el aroma de pizza recién hecha venir desde la cocina.
—Al parecer alguien cocinó algo— dijiste mientras acomodabas las bolsas en la barra de la cocina.
—Cocinamos— retractó tu pequeña.
—Es cierto— habló tu esposo, y fue ahí cuando viste que estaba agachado mostrando solamente su espalda, pues su concentración estaba solamente en sacar la pizza del horno.
Cuando acabó con su acción, él volteó su cuerpo y sus ojos se conectaron con los tuyos, para una vez más permitirte ver ese hermoso color azul en sus ojos. Él cuidadosamente dejó la pizza en la mesa, de manera que nadie pudiera quemarse con lo caliente que estaba la charola, y se acercó a ti para unir sus labios en un dulce y tierno beso.
Todavía recordabas cuando se conocieron en la torre de los vengadores, pues al ser tú una de los científicas más reconocidas por Stark tenías ciertas ventajas.
Cuando conociste a Steve él era una persona que no dejaba fácilmente su confianza al aire, pero tras unos meses de poder colaborar en las investigaciones que coordinaba el Capitán América pudieron ser grandes amigos.
Claramente su amistad duró suficiente tiempo para dar paso a sentimientos que ambos sentían el uno por el otro.
Su relación tuvo sus altas y sus bajas, pero ahora tenían una familia que habían empezado hace no menos de 4 años con la llegada de su pequeña Rose, la cual es una copia exacta de su padre.
—¿Y qué estaban cocinando?— preguntaste sabiendo la respuesta a ello.
—¡Pizza!— exclamó Rose.
Al día de hoy te sorprende que tu pequeña sepa esa palabra al derecho y al revés, pues no por nada era su comida favorita.
Le diste una caricia al cabello despeinado y rubio de Rose y la retuviste cerca de tu cuerpo.
—¿Qué tal todo en tu trabajo?— le preguntaste a Steve mientras él se dedicaba a cortar la pizza en trozos casi exactos.
—Demasiado bien, creo que me darán un aumento por la cena del otro día.
Desde que tú y Steve decidieron iniciar una familia, él se retiró de los vengadores, tal vez suene como algo sencillo, pero no lo fue. Con solo recordar todos los papeleos que Steve tuvo que llenar tu cabeza ya empezaba a marearse. Todos sabían que si Steve se retiraba de los vengadores era para que su familia estuviera más segura de aquellos enemigos que iban por el Capitán América.
