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Algunas veces a la semana Aizawa y yo nos encontrábamos después de clases a unas cuadras de las instalaciones de la U.A. para ir a su casa. Aunque experimentábamos con distintas posiciones, juguetes, juegos, etc. la rutina era la misma. No podíamos salir por ahí; por obvias razones, solamente era sexo, cosa que realmente no me molestaba, pues no había sentimientos de por medio.

A menudo me preguntaba si quería hacer algo en especial, pero yo no tenía demasiada experiencia, así que le decía que no y simplemente me dejaba llevar.

Viernes al rededor de las 7 de la tarde, me encontraba con mi profesor en su auto. Era uno de esos días en los que nos habíamos visto luego de clases, nos dirigíamos a mi casa. Me sentía nostálgica, el aniversario de muerte de mi padre se acercaba, eso me hacía pensar en él, en la falta que me hacía y lo mucho que lo extrañaba.

—Llegamos —dijo Aizawa despejando mi mente.

—... ¿Quieres entrar un momento? —solté sin pensar.

—¿Te quedaste con ganas? —preguntó provocando que soltara una carcajada.

—No es eso. Tengo hambre, voy a cocinar para los dos.

—Vamos.

Bajamos del auto y entramos a mi casa. Le pedí que esperara en la sala mientras yo preparaba algo rápido, cuando terminé fui a la sala con la comida.

—Cuando dijiste que ibas a cocinar, no pensé que sería ramen instantáneo... —dijo y lo miré con el ceño fruncido.

—Heeey, es del picante.

—Sí, pero en serio, ¿a esto se le puede llamar cocinar? Literalmente sólo herviste el agua.

—Agradece mejor —me dejé caer a su lado en el sofá.

—Gracias, T/N —dijo y empezó a comer.

Cuando terminamos el ramen encendí el televisor, estaba la película "en busca de la felicidad", ya iba avanzada, específicamente en la parte donde están en el metro subterráneo con "la máquina del tiempo", al ver esa escena recordé cuando mi papá jugaba conmigo. Era el mejor, hacía todo para verme feliz, aceptaba ponerse vestidos para que los dos fuéramos princesas y me dejaba ponerle maquillaje. En una ocasión le pedí un perrito, pero mamá no quería, así que él se encargó de convencerla para que aceptara y en mi cumpleaños número 7 llegó con un cachorro; le puse "mango" porque el mango es mi fruta favorita, desafortunadamente mango murió unas semanas después del fallecimiento de mi padre.

—¿Estás bien? —preguntó Aizawa sacándome de mis pensamientos. —Hoy te noté algo distraída.

—Estoy bien, es sólo que esa película me pone triste.

—Entonces apaga el televisor y mejor cuéntame de ti —volteé a verlo, tenía los brazos extendidos de manera que me estaba invitando a abrazarlo.

Se había dado cuenta de que algo me pasaba, sin embargo, no quería presionarme para que le contara, así que simplemente me ofrecía un abrazo intentando hacerme sentir mejor. Me acerqué a él aceptando su invitación, era la primera vez que estaba entre sus brazos de esa forma, era reconfortante, definitivamente lo que necesitaba. Se dejó caer en el sofá quedando acostado y yo sobre él con mi cabeza en su pecho.

—¿Qué quieres saber? —pregunté.

—No lo sé, ¿por qué vives sola?

—Mi mamá tiene un buen puesto de trabajo en Kioto, no podía simplemente dejarlo para venir aquí conmigo.

—¿Eres de Kioto?

—Nací y crecí aquí, pero cuando mi papá falleció, mi mamá consiguió trabajo en Kioto, por eso nos mudamos.

Prohibido [Shōta Aizawa × Lectora]Where stories live. Discover now