Hemos escuchado mucho hablar de la relación Mago-Muggle, pero jamás hemos escuchado de la historia detrás del romance.
Evangeline Moore, una chica Muggle que no podía llevar una vida más del común, se ve envuelta en un enredo mágico al conocer a Fre...
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AQUELLA SEMANA ESTUVO llena de nuevas experiencias y nuevos aprendizajes que Evangeline jamás en su vida pensó que alguna vez presenciaría. Los gemelos no habían parado de portarse como verdaderos caballeros al tenerle la más de las grandes paciencias al explicarle todo lo que fuera necesario, e incluso, para evitar que se aburriera al estar encerrada todo el tiempo en el apartamento, le dejaron ayudarlos con productos comestibles de la tienda. Los favoritos de Evangeline; las galletas de canarios.
Se había dado cuenta de que sus sospechas acerca de los gemelos Weasley siempre habían sido correctas; los dos eran unos problemáticos, carismáticos, e increíblemente ingeniosos muchachos. El ingenio que le ponían a cada uno de sus productos la dejaba siempre impresionada.
—Uh, ¿qué tenemos aquí? —preguntó Fred mientras se frotaba las manos antes de querer tomar una probada de la masa que Evangeline estaba preparando.
—Te sugiero no hacer eso a no ser de que quieras que tu lengua crezca, ¿cómo habían dicho? ¿Diez veces más larga?
Fred rápidamente retiró su mano del tazón y sonrió pícaro al ver la expresión divertida que Evangeline tenía.
Le alegraba ver que, a pesa de todo por lo que ha pasado, por todas las bombas de información y la abrumadora situación, la muchacha parecía estarlo tomando lo mejor posible, o al menos tratando de hacerlo.
—Gracias por ayudarnos con esto, las galletas de canario se están vendiendo como loco desde que tú estas haciéndolas —se apoyó en el mesón de la cocina, mirando fijamente a la muchacha mientras trabajaba.
—Nah, yo solo hago lo mundano, ustedes le ponen lo que en verdad impresiona —lo miró con una sonrisa.
Un pensamiento cruzó por su cabeza en ese momento. Hoy era jueves, lo que significaba que mañana sería el, para nada esperado día, en el que debería ir a despedirse de su mejor amiga.
—Uhmmm, ¿Fred?
—¿Sí?
—¿Recuerdas a mi amiga del trabajo? ¿Shonda? —cuando el pelirrojo asintió, ella continuo—. Bueno, ella y su hija se devuelven a Irlanda mañana y, me di cuenta que desde que llegue no he salido de aquí, por lo que no tengo idea de cómo salir al mundo...Muggle, ¿podrías tú, o George, llevarme mañana al aeropuerto? ¡Está bien si no pueden! Lo entiendo, están ocupados, tal vez...¿me puedan dar direcciones? No lo sé, pero enserio, entiendo si...
—Hey, hey, alto, con calma —rio el pelirrojo—. No te preocupes, yo puedo llevarte. Le preguntaré a Lee si mañana puede venir a remplazarme, y él y George se harán cargo de la tienda mientras nosotros estamos fuera. Además, ¿no nos dijiste que tenías cosas pendientes que hacer?
