Knockout [LarryStylinson] Actualización lenta.

Capítulo 2.

Capítulo 2.

Se podía apreciar la gran cantidad de arbustos extendidos por todo el paisaje. Aún se encontraba muy lejos de la ciudad.

Su estómago rugió con anhelo de comida. Tomó la pequeña mochila donde llevaba ropa y alguna que otra cosa con la que llenar su estómago. Todo aquello había sido regalo de la señora Chelsey, ella había insistido con que no podía emprender un viaje sin nada en manos. Revolvió entre las cosas y sacó un paquete de masitas.

Una chica avanzó hacia su lado por el angosto pasillo entre los asientos, quitándose la chaqueta color roja, dejando a la vista una blusa corta de encaje negro que le dejaba el estómago al aire y un collar de cuero con púas metálicas, como perro bravo. A pesar de sus jeans rotos, sus botas de soldado y su aspecto sucio e intimidante, era muy guapa. Por un momento aquellos ojos conectaron con los suyos, pero volvieron a apartarse mientras tomaba asiento frente a él. Ella abrió su bolso y vació su contenido sobre la mesa que los separaba: cosméticos y paquetes de diferentes tamaños fue lo que Louis divisó.

— ¡Mierda! —exclamó acomodando su cabello colorado.

Louis desvió la mirada ya harto de ello, él solo quería un poco de tranquilidad.

—Muero por un cigarro —hablo nuevamente.

Louis le señaló el aviso que prohibía fumar en el tren. Ella echó una mirada a su alrededor. Nadie les prestaba atención; había varios asientos vacíos a su alrededor y los otros pasajeros leían o dormían. Al comprobar que nadie se fijaba en ellos, introdujo su mano en la blusa y extrajo del pecho una bolsita mugrienta. Estiró su brazo sacudiendo el paquete delante de sus ojos.

—Yerba —comentó.

Louis llegaba a su casa de un agotador día en el gimnasio. Aquel día el entrenador le había pedido que limpiara cada uno de los casilleros del vestuario y además de eso, los baños también habían estado en su lista. El conserje del lugar había faltado al trabajo por razones poco claras.

Él solo pensaba en llegar a su casa y dormir, pero eso cambió al abrir la puerta de entrada, encontrándose con su padre, varios hombres y mujeres sobre el sofá de su sala. Su padre lo miró sonriente, encendiendo un porro y luego pasándolo a uno de los hombres sentado junto a él. En el suelo yacían botellas de alcohol de distintas marcas de las cuales no sabía de su existencia. Una mujer que dejaba ver su enorme pecho, gritaba histericamente mientras llevaba una de sus manos a su pie sangriento. La sangre brotaba de su herida mientras quitaba el filoso vidrio que anteriormente tenía clavado. Louis la miró aturdido.

—Vamos, Tomlinson, pruébame que eres un hombre y fúmate uno —lo desafió su padre, de lo más divertido. Él intentó negarlo, pero no le dio tiempo.

Su frágil cuerpo fue empujado por varios brazos hasta llegar a su padre. La situación se torno más tensa cuando un fornido hombre lo amenazó con cortarlo junto con un trozo de vidrio de los que se encontraban en el suelo.

Louis miró suplicante a su padre, pero éste dio vuelta su cara, y tomando bruscamente del brazo a una de las mujeres, desapareció por la escalera.

— ¡Apúrate niño, no tenemos toda la maldita noche! —gritó en su cara el hombre. El vidrio rozando su cuello.

Un pequeño papel enrollado fue colocado en sus manos, y sobre la mirada de todos, no tuvo más remedio que darle una calada. Sus fosas nasales se llenaron de humo y sus piernas se pusieron como gelatina, él definitivamente no se sentía en el paraíso.

Durante los dos días siguientes faltó al trabajo. Debió quedarse en la cama verde como una lagartija y convencido de que las náuseas y el dolor de cabeza iban a matarlo.