08. 27.

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I.


El sonido de un par de risas hacen eco a través del infinito pasillo, siendo lo único que irrumpe en el silencio sepulcral y cotidiano que suele poseer el edificio. Las blanquecinas paredes son manchadas por las sombras de los hombres que avanzan a paso lento, arrastrando los pies por las negruzcas baldosas donde bien podrían ver sus reflejos plasmados.

"Que tonto eres, Dan." Una sonrisa cubre el rostro del más bajo, quien sostiene al mencionado de un brazo para evitar que tropiece con sus propios pies. Ambos ríen ante la broma del rubio quien finge encontrarse ebrio, tropezando y hablando con torpeza.

"Es en serio, Ry." Refuta, negando con en repetidas ocasiones. "Esos chocolates envinados que comimos me han hecho esto." Una pequeña risa escapa de los finos y rojizos labios de Ryan, antes de pararse sobre la punta de sus pies para depositar un beso en la mejilla de su novio.

"Deja de decir tonterías." Se acercan a la puerta, suelta el brazo de Daniel para extraer las llaves del bolsillo interno de su saco. El rubio muerde sus labios nervioso, mientras observa a Ryan introducir la llave en la cerradura. "Espero que te comportes, porque si Elizabeth te ve así..." Le advierte, la llave gira y la puerta de su departamento se abre.

"¡Sorpresa!" Sus palabras son interrumpidas por el ferviente y alegre grito de las personas que le observan con una sonrisa adornando sus rostros, ante lo que solo atina a fingir asombro.

Sus orbes castaños deambulan a través de la sala de estar de su espacioso departamento en el centro de Las Vegas, encontrándose bajo las resplandecientes lámparas que cuelgan del techo con un enorme pastel que es sujetado por Dallon y Hayley, quienes sonríen ampliamente, mientras el resto de los invitados sostienen entre sus manos vasos de vidrio con lo que sospecha es una mezcla de jugo de naranja con vodka.
De solo imaginar el sabor de dicha mezcla desea vomitar, más debe mantener las apariencias aun cuando desea rodar los ojos en un gesto de fastidio para girar sobre sus talones y retirarse del lugar.

Ya no soportaba las fiestas sorpresas que organizaba Dallon.

Ya no soportaba las fiestas que hace mucho dejaron de ser sorpresa ya que se tornaron rutinarias, predecibles.

"Feliz cumpleaños, RyRo." Una bella chica rubia se acerca, sus labios carmesí se curvan en una sonrisa que no tarda en imitar. La abraza por la cintura, besando su frente con cariño, meciendo su cuerpo.

"¿De quién ha sido idea? ¿Eh?" Cuestiona contra el oído de la joven, huele su cabello y el aroma de su cuello, deleitandose con la escencia de su novia.

"De Dall." Confiesa entre risas, por lo que el mencionado junto a Hayley, una chica de cabello naranja y pálida piel, bajan el pastel para colocarlo sobre la mesita de cristal que se encuentra en el medio de la sala de estar. Dallon se acerca, sus azulados orbes centellean y una pequeña sonrisa curva sus labios, por lo que el menor se aleja de Elizabeth para abrazar a su hermano.

"Felicidades, Ry." Las abrazos del mayor lo rodean, atrayendo el cuerpo del más bajo a hacia su pecho para sumergir en un sofocante abrazo. Ryan desea quejarse, empujarlo y alejarse de su hermano al no soportar su contacto.

"Gracias, Dally." Intenta ser amable, su voz se torna en una falsa felicidad.

"Feliz cumpleaños, George." Una risita escapa de los labios de Hayley, quien se acerca para intentar liberar al joven. Los hermanos Ross se separan para darle la oportunidad a la pelirroja de abrazar el festejado, ambos se sonríen cómplices y se unen en un abrazo. "Ya me cansé de fingir que no quiero golpear su hermoso rostro." La joven comenta en apenas un susurro, rueda los ojos en gesto de fastidio pese a que el más alto no puede verla.

R E V E N G A. Vol. Iजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें